Capítulo 4

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Me había pasado toda la hora y parte de la otra temblando sin motivo alguno. Tenía unas extrañas ganas de arrancar cabezas y más aún de arracarsela a él, a ese tal Scott. 

He estado intentando mirarle de reojo y solo he podido ver como colocaba sus piernas encima de la mesa y echaba su cabeza hacía atrás en señal de aburrimiento. Recuerdo que al incorporarse hizo un gran estruendo con la silla, lo cual molestó al profesor pero este solo se dignó a hacer una pausa, respirar fuertemente y seguir con la explicación. 

Me llevé el boli a la boca y con una mirada asesina de Eli me digné a parar en seco el movimiento involuntario y nervioso de mi pierna derecha ya que estaba empezando a hacer ruido al chocarla contra la mesa. 

Miré mi boli durante unos instantes. Realmente sentía curiosidad por saber que pasaba al rededor de ese chico, por mucho que quisiera arrancarle la cabeza. 

Suspiré y giré mi cabeza disimuladamente hacía su lado. 

El chico de pelo rubio oscuro y ojos azules como el agua, se había incorporado y ahora se encontraba con su cabeza apoyada en sus brazos, escondiéndole la parte inferior del rostro. Tenia los ojos cerrados y supuse que estaría durmiendo. Miré al profesor el cual le dedicaba alguna que otra mirada asesina sin llegar a llamarle la atención. No parecía importarle demasiado que el chico no mostrara ningún tipo de interés en su asignatura.

En un acto reflejo me volví a girar y tragué saliva al toparme de pleno con su atenta mirada. Seguía con parte del rostro entre los brazos, pero aún así...

Fruncí el ceño mientras me perdía en su órbita. Él no se inmutaba, se limitaba a mirarme y eso hacía que perdiera más mis nervios a cada segundo que pasaba. 

Recordé la forma tan descarada que tuvo al guiñarme un ojo al entrar y como recorrió mi cuerpo de arriba a abajo, al menos lo que la mesa le permitió. Parecía estar disfrutando con su jueguecito aunque yo no le estuviera siguiéndole la corriente.

Fruncí aún más el ceño al notar como la forma de sus ojos se curvaba y podía notar como detrás de esos musculosos brazos se alzaba una sonrisa. 

《 Dios...Realmente le estaba gustando el jueguecito y encima el muy imbécil de verdad se cree que le estoy siguiendo la corriente》.

Puse los ojos en blanco y me incorporé volviendo a dirigirle la vista al profesor, pero solo eso, por qué mi atención no la tendrá, no al menos hoy, no con los punzantes ojos de ese chico atravesándome y con su sonrisa absurda de satisfacción alzándose detrás.

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Scott:

Decidí quedarme mirando a la nueva lo que quedaba de clase, no tengo el suficiente sueño para ponerme a sobar, a pesar de la resaca y es mucho mejor opción esa que la de prestarle atención a este coñazo de profesor.

Y tan buena...

Me permití volver a recorrerla de arriba a abajo y maldecí la existencia del mobiliario escolar, así que cerré los ojos e intenté imaginarme de ella lo que no me dejaban las mesas.

Abrí los ojos al recordar la forma en la que se ruborizó y se incorporó, incómoda en el asiento al haberme quedado mirándola al entrar y haber visto como la recorría de arriba a abajo.

Joder... realmente se me pone dura solo con recordar como se puso hace unos instantes.

《Dios...¿por qué no?》

Que más da que acabe de llegar, podría follármela y lo haría con mucho gusto.

Sonrío solo al imaginármela desnuda.

《Sí, ¿por qué no?...》

Mi sonrisa de satisfacción desapareció nada más ver como Cat y su amiga Eli se giran y se ponen a hablar con ella.

Joder...ya la hemos jodido...conociendo a Cat en cuanto se entere de mis planes me dirá que ni se me ocurra acercarme a ella. Hasta me amenazará, pero tío...¿a quién le importa Cat? Teniendo a semejante chica ahí sentada...sin nadie a quién acudir en busca de amor...

Estoy enfermo, definitivamente, pero a a quién le importa.

Sonreí y me mordí el labio solo de pensarlo.

Decidido. Esa chica va a ser mía. Sea como sea.

Enseñame a amar.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora