Jaekyung X Dan: One Shots ||Jinx|| Tomo 1

Masaje #17

Capítulo #44 ambientado.

Era el cumpleaños de Joo Jaekyung y a pesar de que Kim Dan cada día que pasaba se ilusionaba, enamoraba y esperaba que Joo Jaekyung lo correspondiera también entendía su lugar.

Su lugar era fisioterapeuta, juguete sexual del mismo hombre del cual se enamoro, no era nada más para Jaekyung solo era eso, una persona que lo ayudaba a sobrellevar su Jinx, que le cuidaba su hombro y nada más.

Entonces, ¿Por qué esperaba que Jaekyung se diera la vuelta? ¿Por qué esperaba recibir un poco de afecto de él? Entendía su lugar, de verdad que sí pero era difícil entender que no lo mirabas con los mismos ojos que tenía él.

Sabía que no tenía que haberse ilusionado de un hombre como lo era él, pensar que recibiría su regalo cuando él podía comprarse mejores llaveros, cuando podía tener al que quisiera con solo un chasqueo de  los dedos.

Joo Jaekyung podía tener todo lo que quisiera y no necesitaba un regalo suyo o como le dijo esa mañana Joo "Regalo de pobre" entendía que no era de la misma clase que él, no es necesario que se lo recordara cada dos por tres.

Hubiera tenido mejor suerte si no hubiera Sido por aquel hombre que lo acoso sexualmente para luego, mentir descaradamente sobre él.

Su mala suerte llegó hasta en el amor y en el afecto, si no fuera por su abuela hace mucho tiempo hubiera terminado con su sufrimiento.

Algún día dejaría de pensar en aquel hombre que lo lastimaba tanto, que se enamoro como si fuera un maldito masoquista. Parecía que le encantaba sufrir, debía parar con sus sentimientos y emociones cuando estuviese con el boxeador.

Ni siquiera sabía porque se emociono tanto cuando le dijo aquella frase "Me enloqueces, carajo" seguramente se había referido que no sabía hacer su trabajo bien.

Y él, creía que se refería a las emociones.

Mientras Kim se encontraba sentado en un banco llorando en silencio apareció uno de los chicos del Gimnasio; Daehyung.

- Hola, Doc.

- H-hola Daehyung.

Daehyung le sonrió para seguido tomar su cabeza y ponerlo en su hombro, dejando que se desahogara en su hombro y en su presencia.

Necesitaba a alguien que lo apoyará, amara y le devolviera su autoestima propia que hace mucho estaba rota o simplemente no existía.