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Me encontraba recién despertando y a mi lado me encontré con jungkook durmiendo plácidamente así que trate de hacer mucho ruido para no despertarlo, pero al querer moverme todo mi cuerpo dolía, tanto así como mis piernas, pero sobre todo mi intimidad y al recordar no pude evitar ponerme roja y sentir un leve cosquilleo en mi parte baja.
Necesitaba ir al baño, porque tenía ganas de orinar, pero mis piernas todavía estaban muy cansadas y no sabía cómo lo haría.
— ¿Quieres ir al baño? — preguntó algo adormecido.
—No quise despertarte jungkook — suspiré — es solo que mis piernas no me responden todavía por lo de anoche — me puse roja al decir eso, mientras que el ya comenzaba a despertar para ayudarme.
—Lose y estuviste increíble — acaricio mi mejilla.
—¿Me desmaye?
—Si, pero era entendible después de todos los orgasmos que te hice tener.
Mi rostro se había puesto totalmente rojo producto a sus palabras.
El se levantó de la cama y se dirigió a mi lado para rodearme con sus grandes manos y llévame al baño, todavía olía a mi y eso me gustaba, más que nada.
—Listo, preciosa, iré a preparar el desayuno.
—Esta bien, jungkook — lo bese— llama primero a mi mamá para preguntar por Dylan ¿Si? Lo extraño ya.
El asintió.
Cuándo me encontraba en el baño me afirme del lava manos y me fijé en mi cuerpo y note las marcas de las fusta y de los chupones que tenían mis senos. Sus manos estaban marcadas en mis nalgas y solo pude sentir deseo en recordar lo que había sucedido anoche..
Lentamente hice mis necesidades para luego meter mi cuerpo en la ducha y así poder ir a comer ya que después necesitábamos ir por Dylan y yo si o si debo ir al médico, porque mi periodo no ha llegado todavía y necesito salir de dudas.
Mientras él agua caía mis manos se resbalaban por mi cuerpo marcado y adolorido, el agua estaba tibia y eso me relajaba. Hasta que unas manos rodearon mi cintura.
—¿ Y el desayuno?— pregunté, mientras veía a un jungkook totalmente desnudo frente a mi.
— Sólo será un momento — me beso, mientras sus manos comenzaron a masajear mis senos— lamento haberte dejado tantas marcas en tu hermoso cuerpo.
— No te preocupes, amor no duele tanto— mentí.
Su mano tomo la esponja y la comenzó a deslizar por toda mi espalda, mientras yo suspiraba por lo que estaba haciendo ya que para mí era tierno.
El me reclinó hacía delante sin dejar de pasar la esponja, hasta que llegó a mis nalgas las cuáles masajeo de manera delicada, pero luego de segundos su lengua se adentraba en mi intimidad.
