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Cuatro años después.
Cuatro años llevamos de matrimonio con jungkook y no es que sean muchos, pero me alegra saber que lo tengo en mi vida y no sólo a el si no que también a mis dos hijos, los cuáles son mi vida entera.
Sofía es la regalona de su padre y Dylan es el mío y es increíble que, Dylan este tan pegado a mi ya que no le hace caso a jungkook en nada y a veces tengo que ir a dormir con el a su habitación, pero nunca me ha molestado eso ni mucho menos a jungkook.
En estos años junto a mi esposo he aprendido muchas cosas y eso me encanta realmente.
Una hermosa voz me saco de mis pensamientos.
—¿Mamá hoy vendrán los abuelos a pasar noche buena con nosotros?— pregunto Dylan, mientras su hermana estaba juntos el.
— Si cariño. También estarán tus tíos aquí ¿Te gusta la idea?
— Si, pero la abuela me aprieta mucho mi carita — dijo riendo— pero igual la amo mami.
— Y ella te ama mucho a ti ¿Lo sabías?.
El asintió.
Dylan se fue a su habitación junto a Sofía y yo tenía que ir a despertar a mi esposo, porque debemos ir a supermercado a comprar cosas para la noche.
— Jungkook, amor despierta — dije despacio— debemos ir al supermercado.
— No quiero ir— dijo medio dormido — estoy cansado amor, ayer me quedé hasta tarde levantado.
Y bueno eso era cierto, pero porque se quedó jugando un vídeo juego en línea junto a yoongi.
— Amor si te levantas te dejo follarme el culo — le susurré en su oído — ¿Quieres?
Es increíble lo que hace el sexo en un hombre.
— Desperté, estoy felizmente — dijo riendo — ¿Entonces podré follarte antes de ir?
— Si, pero en la habitación de juegos.
Antes de ir a ese lugar pase por la habitación de los niños y ambos se habían vuelto a dormir.
Cuándo llegamos a la habitación lo primero que hice fue sacarme la ropa para quedar totalmente desnuda ante el.
— Cuatro años de matrimonio y me sigues poniendo tan duro como la primera vez.
— Lose, tengo poder en ti— me reí al decir eso.
Levemente el se fue acercando a mi cuerpo, mientras que su mano me masajeaba los senos. Sus labios se fueron a los míos y eso me hacía poner muy nerviosa.
—¿Todavia te pones nerviosa con los besos?— pregunto sin dejar de tocarme.
