CAPÍTULO VI

755 60 0
                                    

Años atrás...

Peat vio en la entrada principal aquel alfa pelinegro, sorprendido al no ver el yeso en su brazo.

—Supongo que ya no seré su enfermero personal... —murmuró con algo de tristeza, pues, Fort se había convertido para él, lo más cercano a un amigo.

Dio media vuelta para dirigirse a su salón pero chocó con el cuerpo de alguien —¡Lo siento, perdóname!

—Tenías que ser tú. Peat Wasuthorn —dijo con desprecio —Me alegra que Fort ya no vaya estar cerca tuyo, pobre de él tener que aguantarte a ti y tus desastres.

—Yo... —tomó el borde de su chamarra y empezó a jugar con él, aguantando su llanto.

—Mejor ya vete antes de que golpee tu lindo rostro, omega inútil —aventó al castaño con su cuerpo. Dejando triste y herido al omega.

Peat agachó su cabeza y retomó su andar mientras su lobito le cuestionaba si era verdad lo de ser un omega tonto, claramente lo ignoraba pues no tenía una respuesta para eso.

«¿Por qué todos dicen eso? No somos tontos e inútiles, Peat»

—¡Hey! ¡Cuidado! —exclamó un beta tratando de llamar la atención del omega pero fue inútil

Peat, quien solo caminaba tristemente fue golpeado en su cabeza por un balón de fútbol. Tapó la zona golpeada mientras sus ojitos se llenaban de lágrimas, el beta se acercó corriendo y tomó el balón.

—Menos mal no se ponchó —soltó un suspiro de alivio.

—¡Golpeaste mi cara! —exclamó él castaño.

—¡Oh, vamos! Tú haces cosas peores. No te quejes y mejor ve a ocasionar desastres a otro lado —Intervino una de las espectadoras.

Peat se sintió mal y simplemente caminó lejos de todos los que habían presenciado el golpe, fue a esconderse en los vestidores ya que a esa hora no había nadie en estos. Al fin podía llorar por todos esos malos comentarios que le hacían, su lobito estaba muy triste, por el golpe y posiblemente porque otra vez andaría solo en la escuela.

«No somos inútiles... Duele»

—Otra vez estamos solos

Cuando escuchó el chirrido de la puerta ser abierta se escondió un poco más, tratando de que el cesto tapara su cuerpo.

—Peat, ¿Estás aquí?

Los ojitos de Peat se iluminaron al reconocer la voz, era Fort.

—Uh... Aquí estoy —habló algo dudoso, sonrió tímidamente cuando el alfa estaba enfrente a él.

Fort se sentó en el suelo aún lado del castaño —¿Qué haces aquí? Te he estado buscando.

—¿Por qué? Ya no tienes tu yeso, recuerdo que me dijiste que cuando te lo quitaran yo me tendría que alejar de ti —dijo con algo de tristeza.

—Eso lo dije antes de que te conociera, aparte somos predestinados —sonrió con felicidad.

Peat al escuchar eso volteó a ver al alfa, ¿Qué había dicho? ¿Predestinados? ¿Cuándo?

—¿Qué somos qué? —cuestionó exaltado.

"¿No lo sabe o se hace? Es obvio que somos predestinados" pensó.

—Somos predestinados

—¿Cómo estás tan seguro?

—Mi lobo me lo dijo, fue el día de las escaleras... Pensé que tú lobo también te lo había dicho, además, ¿No has sentido nada raro cuando estás conmigo?

Peat pensó un poco la situación —Bueno... Cada vez que estaba contigo sentía cosquillas en mi panza pero pensé que era por comer mucho, también mi lobito se sentía feliz pero supuse que se ponía así porque eras mi primer amigo.

—Omega tonto

Por alguna razón, Peat no se sintió mal al escuchar eso. Al contrario, lo sintió como un halago. ¿Será porque lo dijo Fort?

—Aunque seamos predestinados supongo que no quieres que un omega como yo sea tu esposo o pareja —mencionó apenado.

—Soy muy feliz sabiendo que eres mi predestinado —acarició la mejilla del castaño con delicadeza, Peat en ese instante olvidó que esa mejilla era la que había recibido el impacto de un balón, pero ¿Cómo acordarse? ¡Fort Thitipong le estaba diciendo cosas lindas!.

El castaño carraspeó un poco —De seguro mientes, si no estás mintiendo quiero que me digas que fue lo que te enamoró de mí o que te gusta de mí. Responde —ordenó.

Fort soltó una leve risita —Tu torpeza y tus ojitos de cachorro —respondió sin pensar mucho su respuesta.

—Justifica eso... No te creo —habló con sus mejillas rojas.

—Siempre que haces algo y hay algunos pequeños problemas haces unos ojitos tan lindos y siempre que vas hacer algo lo haces sin pensar, eso de alguna forma me gusta porque puedo ir al rescate —dijo con una sonrisa en su rostro.

—¿Y si en un futuro ocasionó un choque automovilístico? ¿Me seguirás queriendo? —interrogó.

Fort pensó un poco en su respuesta —No te debes preocupar por eso...

—Me preocupo porque no tendré dinero para pagar todos mis desastres y mis papás no creo que quieran pagar —empezó a lloriquear.

—Peat Wasuthorn, yo, Fort Thitipong te prometo que me esforzaré muchísimo para tener dinero suficiente con el que pueda pagar todos tus desastres y que el día en que nos casemos —sujetó la mano del castaño con delicadeza —no, desde hoy, voy a cuidarte porque eres mi omega. Ten por seguro que cumpliré mi promesa.

—Yo... No sé qué decir —se arrojó a los brazos de pelinegro, sintiéndose feliz, muy feliz —¿Cuándo estemos casados seré un mantenido?

—Sí, serás mi príncipe.

.

.

.

—¡Peat! ¡Dijiste que sabías andar en bicicleta! —gritó el alfa mientras se aferraba al cuerpo del castaño con fuerza.

—¡Ayer si sabía andar en bici! —se defendió mientras cerraba sus ojos con fuerza.

Bajar los escalones en bicicleta no parecía tan difícil ni nada peligroso, pensó que era buena idea pero nada que piense él es buena idea.

—¡Te quiero, Fort!

—¡Yo también te quiero, Peat! —gritó con mucho miedo.

Los días de Fort jamás volvieron a ser tranquilos ni aburridos desde que conoció a Peat, siempre había algo divertido que pasaría. Lo mejor era que pasaba de repente y sin imaginárselo.

Peat iluminaba sus días, lo quería mucho. Aún recuerda perfectamente como hace poco ambos cayeron en la fuente de la plaza por intentar recoger una envoltura que a Peat se le había caído por accidente.

Conocer a su omega en la adolescencia fue lo mejor que le pudo haber pasado.

El esposo de Thitipong - FortPeat (Omegaverse)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora