Capítulo 14

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Sostenias la lámpara entre tus temblorosas manos, la adrenalina estaba a mil, tu camisa estaba rota por la mitad totalmente, se podría apresiar tu top y tu cabello de tal manera que parecía un nido.

Mirabas horrorizada como Douma sangraba del cráneo, su bello rostro ahora ahora estaba desfigurado, como si se estuviera derritiendo, sus gritos de dolor eran espantantosos, tu pulsera no dejaba de prenderse y apagarse.

No lograbas procesar las palabras, en tu pecho había un vacío, es como si tu alma se hubiese ido con su bello rostro, sentías satisfacción al ver su rostro arder, escuchar como exclamaba tu nombre en gritos para que atendieras a su auxilió cuando hace unos momentos había querido violarte proporcionando bofetadas por luchar contra él, sufría ahora.

Tu pecho subía y bajaba, por más satisfactorio que era ver esa humillante escena, ellos pateaban su estómago entre risas exageradas.

—¡¿EN SERIO CREÍSTE QUE TE QUEDARÍAS CON NUESTRA MUJER?! —grito Sekido pateando el estómago del rubio repetidas veces.

Sus miras estaban centradas no en tí como tal si no nadamas en él, quien lentamente dejaba de sollozar, los cuatro se echaron miradas como si se dijeran algo, Urogi se agacho para cruelmente encagar su puñal en la intimidad de tu antes amigo.

Para que finalmente, Karaku se pusiera en cunclillas con otra navaja por fin perforar su garganta, ya habían acabado con él.

En eso, lanzaste la pulsera de Aizetsu hacia ellos con miedo ¿Qué te harían a ti por desaparecer? No tenias idea y no querías saber, al menos esto confirmaba que no es estabas loca, ellos eran asesinos a sangre fría.

Sus miradas se fueron hacia tí, tus piernas temblaron, no pensabas con claridad que hacer, la acorralada eras tú, tu bolso estaba tirado a principios de la habitación

—¿Sabes que eso que acabas de lanzarnos es la puta razón por la cual tu culo esta a salvó? —cuestionó Karaku.

Tu mirada se fue a la de Sekido, los apuntaste con la lámpara, había un vacío en tu pecho que te pedía llorar, temias tener el mismo destinó.

—Alense de mí... —súplicaste entre cortadamente moviendo la lámpara— por favor.

Retrocediste, no sirvió de nada cuando Sekido se abalanzó hacia tí corriendo, tu espalda chocó contra la pared y su mano se envolvió en tu cuello, extrangulandote al momento.

—Maldita zorra ¿ya vez que nos haces hacer? —reprendió enfurecido bajando la mirada por tu cuerpo.

Seguías sosteniendo la lámpara temblorosamente ante su mirada, no podías respirar muy bien por el hecho de su agarré, no te sentías cómoda, cerraste los ojos deseando realmente no estar sollozando por tu vida en pocos segundos.

—Mira nada más —hablo Urogi acercándose— se viste así en tan poco tiempo, mmm no está mal ¿o tu que crees Karaku?

—Si —contesto—  pero si que es malagradecida no nos ha dado las gracias, matamos a nuestra mejor inversión y ni las gracias nos ha dado dios que suerte tienes T/n, al menos seguiste siendo tan patética como para tener la pulsera de Aizetsu.

—Tienes razón, nos debe las gracias por salvar ese lindo culo que carga.

Ambos te rodeaban ya o bueno, los cuatro, Aizetsu de te había acercado también, su mirada bajaba y subía por tu cuerpo, te sentías atrapada.

—La pulsera...—susurraste para tí misma— siempre supieron donde estaba.

—Obvió —acertó Aizetsu— sabes, no teníamos  idea de que ni siquiera pensaras en esa posibilidad.

TRATAR DE OLVIDAR (LOS CLONES X TN) [CANCELADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora