A pesar de que la persona a la que había salvado se había mostrado asqueada, Shen Qingqiu estaba satisfecho con su trabajo.

El Liu Qingge que el original mató ahora fue salvado por él.

¡Si pudiese tener una buena relación con él, Shen Qingqiu no tendría que preocuparse por nada! Incluso si todos sus enemigos aparecieran en la puerta de su casa, eso no sería nada para Liu Qingge. Si su plan de llevarse bien con Luo Binghe salía mal, siempre podía refugiarse en el señor de la cumbre Bai Zhan.

¿Por qué el sistema no tenía un valor de [Estrategia] o [Inteligencia]? Esos puntos podrían haberle sido útiles.

El sistema expresó sus pocas ganas de comunicarse con él: [...]

Como en las cuevas no llegaba la luz de la Luna ni la del Sol, sintió que el tiempo no avanzaba nada. Se había dedicado a cultivar durante varios meses y ahora podía usar libremente el poder espiritual en su cuerpo. Incluso había mejorado su base de cultivo.

Gracias a eso, Shen Yuan aumentó el control que tenía sobre este cuerpo al cien por cien. El brillo en sus ojos incluso era distinto... o quizás eran sólo imaginaciones suyas. Aunque aun así no creía poder resistir mucho fuera del agua, pero si todo iba bien no tendría que salir mucho a la superficie.

Antes de irse de las cuevas, pensó que debía despedirse de Liu QingGe. Nadó hasta la entrada de su parte de la cueva y aclaró la garganta antes de hablar: ―Shidi, ya he terminado de cultivar. Me iré.

No habló demasiado alto, pero gracias al eco que había en la cueva, seguramente le habría escuchado.

No hubo ninguna respuesta, pero tampoco le importó. Expresar sus buenas intenciones fue suficiente. Nadó hacia fuera, siguiendo una corriente que lo sacó de las cuevas espirituales hacia la siguiente tormenta.

Sí, eso mismo. Tormenta. Calculando los días, faltaba poco para un incidente que podía considerarse como una de las más importantes de todo "El camino del demonio inmortal", y las dos protagonistas femeninas importantes de la novela también aparecerían ahí y comenzarían a notar a Luo Binghe. Aunque Sha HuaLing había adelantado su aparición y no le fue precisamente bien, todavía debería ser importante en este capítulo.

Las cuevas espirituales estaban aisladas del mundo exterior; dentro había sólo paz y tranquilidad. Por eso Shen Qingqiu ni se dio cuenta desde cuándo la cumbre Qiong Ding estaba en caos por un ataque de los piratas de la capitana, justo en medio de una tormenta.

Algunos discípulos de quién sabe qué maestro lo vieron e inmediatamente se acercaron a él.

―¡Tío marcial Shen! ¡Por fin has salido! ¡Hay muchos problemas, los hombres de la pirata Sha HuaLing han atacado la cumbre Qiong Ding y están lastimando a muchos de nuestros hermanos!

―Cálmate ―dijo Shen Qingqiu, cuando uno de ellos tocó su mano―. ¿Dónde está el líder de la secta?

―¡El líder de secta salió de las montañas para resolver algún asunto! ¡Si no fuera por eso, los piratas no nos habrían atacado! ―gritó un discípulo random.

Shen Qingqiu ya sabía todo eso, no necesitaba que se lo dijeran, pero había que apegarse al guión. En ese momento, con su cuerpo a rebosar de energía, se sentía imparable. Con un aire heroico y altanero, dijo: ―No hay necesidad de entrar en pánico. La secta de la montaña Cang Qiong es fuerte y grande. Si vienen, no quedará ni un humano para regresar a su reino.

Además de que en estas circunstancias era lo más seguro que casi todos los piratas terminaran ahogados.

Después de hablar, se apresuró hacia el centro del pico Qiong Ding. Los discípulos se armaron de valor y siguieron a Shen Qingqiu. Se les unieron más personas que no sabían ni qué estaba pasando. Al final, la fila de gente que lo perseguía se hizo más y más larga. Debido a eso, todos los discípulos de la cumbre Qing Jing estaban reunidos "casualmente" en la cumbre Qiong Ding y se encontraron con Shen Qingqiu que justo había abandonado su aislamiento.

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