Mi padrino

Capitulo 17

"¿De verdad se selló?" preguntó Ron por tercera vez.

"Sí, Ron, fue sellado" replicó Harry. Nunca había mencionado lo que su tío le había hecho a lo largo de su infancia, pero esto era particularmente divertido. Les estaba contando a Ron y Hermione sobre la visita al zoológico y cómo Dudley había terminado al otro lado del cristal.

Ron se había estado riendo abiertamente, pero Hermione parecía pensativa. No había dicho ni una palabra durante la pequeña historia. "Puedes hablar con las serpientes" musitó en un susurro. "Eres un hablante de pársel". Continuó.

"¡Blimey compañero! Tiene razón. ¿Cómo es que puedes hablar con las serpientes?" preguntó Ron. Su expresión era una combinación de asombro y confusión.

"No lo sé. Apuesto a que mucha gente puede hacerlo". Harry se defendió. Estaba empezando a sentirse un poco incómodo con la forma en que los dos lo miraban.

"No Harry, no pueden. La lengua pársel es muy rara... regalo. Se asocia con las artes oscuras. Hay muy pocos magos y brujas conocidos que puedan hablarlo. Ya sabes quién era uno de ellos". Hermione se explayó con cautela. Ella buscó en su expresión cualquier signo de ira, miedo o cualquier otra cosa, pero él permaneció neutral.

Harry se sintió enfermo. Era como Voldemort. ¿Y si empezaba a lastimar a la gente? ¿Y si se volviera malvado? No era malvado, simplemente no lo era. No podía ser.

Miró a Ron, que no tenía nada que decir mientras Hermione fruncía el ceño intensamente, como si su cerebro corriera a mil millas por hora. "Vamos, vayamos a las pociones. Lo último que necesito es que Snape me detenga". Harry trató de desviar la conversación y, afortunadamente, funcionó. Los tres recogieron sus libros pero, durante todo el camino a las mazmorras, aunque Harry y Ron hablaron bastante, la morena de pelo tupido no pronunció una palabra. Su mente estaba a kilómetros de distancia.

Durante las pociones, Harry finalmente perdió los estribos. Había hecho todo lo posible para mantener a raya su ira, pero Snape había sido particularmente duro y se burlaba continuamente de él, haciendo comentarios sarcásticos siempre que era posible. "Honestamente, Potter, parecías haber superado todos los niveles de estupidez. Tus habilidades son deplorables. Absolutamente inútil". Snape provocó, lo suficientemente fuerte como para que los Slytherin lo escucharan. Se rieron a expensas del chico.

Se cernió sobre la poción de Harry, olfateándola con desdén. Con un movimiento de su varita, el cruel profesor desterró el contenido del caldero de Harry y giró sobre sus talones. "Maldito git". Harry murmuró, no muy suavemente, y por suerte, Snape lo escuchó.

"Treinta puntos de Gryffindor, mocoso insolente". Snape le espetó. "Quédate después de clase, Potter. Me gustaría que me dijeras algo". Harry se obligó a permanecer en silencio. No podía permitirse el lujo de meterse en más problemas con su miserable profesor de pociones.

Al final de la clase, una vez que todos se habían ido, se acercó al escritorio de Snape y se paró frente a él. "Por esa pequeña muestra de tu arrogancia innecesaria, espero que me escribas un ensayo sobre los ingredientes, usos y efectos secundarios de la poción Girding. ¿Entiendes o tienes el cráneo tan grueso que eres incapaz de descifrar el simple significado de mis palabras? Confío en que aplicarás ese cerebro tuyo que no has usado.

Con los dientes apretados, Harry forzó las palabras. "Sí, señor."

"Ahora sal de aquí".

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Sirius estaba sentado en su habitación en su cama, de espaldas a la cabecera y calificando los papeles cuando escuchó un pequeño golpe en la puerta. "Entra".