Cuando la selección de esposa para el Duque monstruo se llevó acabo, una hija ilegítima se le fue dada en matrimonio.
Aunque ambos tenían personalidades diferentes, el amor nació.
Pero es real que el amor dura para siempre?
La verdad siempre busca s...
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Beatrice se aferro a las sábanas con fuerza, su cuerpo se contrajo y dejó salir un gemido ensordecedor, Abel sonrió y beso lentamente sus muslos, había encontrado su punto débil.
—Los de afuera deben de estar sorprendidos con tus sonidos - Beatrice tapo su boca —Quítate la mano de ahí - ella negó —Hazlo.
—No - Abel se alejo y la miro.
—Tú te lo buscaste - Abel se acercó al armario y sacó dos corbatas.
—¿Qué hará?
—Te haré obedecer - Beatrice trato de alejarse pero Abel se subió encima de ella, con fuerza tomó sus muñecas y ato cada a una a cada esquina de la cama —Bonita.
—Es grosero.
—Tú lo eres - Abel beso su cuello y la vio sonrojarse —Pareces una fresa.
—Que cursi - Abel soltó a reír y acaricio sus pechos.
—Lo se - rozo sus pezones con la yema de sus dedos, Beatrice arqueo ligeramente la espalda, aquella sensación era placentera, le gustaba sentir el tacto de Abel en piel. —¿Cuantos años tienes?
—Diecisiete... - Abel asintió y se alejo lentamente.
—Bien - sonrió un poco y acercó su cabeza a su entrepierna —Pórtate bien y te soltare - Beatrice asintió.
Los sentidos de Beatrice se agitaron al sentir la lengua rasposa de Abel hacer un trabajo ágil en su intimidad, su espalda se arqueo haciendo sus senos se alzaron y su cabeza se hundió más en la cama tratando de controlar su respiración acelerada.
Abel sonrió entre cada saboreo y apretó sus glúteos dejando sus dedos marcados en la piel blanquecina, aquel momento era algo que ambos recordarian durante días.
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