Cuando la selección de esposa para el Duque monstruo se llevó acabo, una hija ilegítima se le fue dada en matrimonio.
Aunque ambos tenían personalidades diferentes, el amor nació.
Pero es real que el amor dura para siempre?
La verdad siempre busca s...
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Beatrice se encontraba en el jardín tratando de sacar la maleza que había ahí, estaba completamente sola y solo se escuchaba el cantar de los pájaros, el día era simplemente hermoso.
—Esa posición es la mejor - Beatrice lo miro mal y se levanto —Te hubieras quedado así.
—Eres molesto. - Abel asintió y se acercó a ella. —No te acerques estoy sucia.
—Mejor - Abel la tomó del rostro y la beso, Beatrice le mordió el labio y se alejo —Oye.
—Déjame trabajar.
—Voy a trabajar en ti - Abel la recostó en el suelo —No es un pedido.
—Esta sucio.
—Mmm no me importa - Beatrice lo tomo del cuello de la camisa y lo acerco a sus labios, aquella acción sorprendió a Abel y le gusto, le gustaba que tomarán la iniciativa. —Hacerlo aquí es excitante.
—Nos verán - Abel acaricio sus muslos —Abel.
—No hay nadie aquí. - beso su cuello y con su mano ingreso al interior de sus bragas, Beatrice soltó un gemido y perdió la razón al sentir su tacto.
—Entonces no me tortures Abel.
—Me gusta torturar a mi esposa, pídeme más y te lo daré - La joven gimió al sentir el nudo delantero de su vestido ser desatado y pronto sus pechos quedaron al aire.
—Despacio. - el soltó una leve risa y jugueteo con uno de sus pezones, con sus dedos la hizo gemir sin control y pronto la tierra fue lo poco que les importo.
Era solo ellos siendo uno solo.
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