Chapter 009- Christmas.

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Diciembre 23, 83.

One day before Christmas.


❝Hey, brother.

Don't stop believin'

Hold on to that feelin'

Do you remember?

It's all right.

Volveré, espérame. ❞


La última lágrima cayó sobre la nota, una invisible y llena de su antiguo dolor, el cual sería reemplazado por uno nuevo tan pronto como pise su hogar y lo encuentre tan vacío que cuando lo dejó hace unas semanas.

La nieve teñía las calles de blanco y las casas destacaban con colores rojos, azules y verdes de las luces y otras decoraciones; la víspera de navidad se sentía en el ambiente y en la gente. Observaba por la ventanilla del auto a las personas apuradas que corrían de un lado para el otro para reunirse con sus familiares y preparar el día de mañana, lo que lo llevaba a una miseria mental que lo estaba destruyendo sin saberlo. Steve miró por el espejo retrovisor.

––¿Está todo bien? –– Pregunta para acto seguido oír un leve suspiro.

El chico que iba en los asientos traseros solo se encogió de hombros y volvió su vista al frente, lejos de las luces, las risas y la nieve.

––Sí, solo que...–– Respondió, sin saber muy bien como decirle lo que pasaba por su cabeza. Ya habían hablado de esto. –– Nunca nos habíamos separado.

––Lo sé y, y, creo que entiendo lo que sientes, pero tienes que darte un respiro a ti mismo. –– Atina a contestar el chico de cabellera castaña, ganándose una clara mirada de confusión. –– Has pasado las últimas semanas en un hospital, pudriéndote la cabeza con la misma cuestión, sin mencionar lo que te llevó allí, así que date un respiro, es difícil, sí, pero creo que puedes hacerlo, al menos distraerte un momento y olvidar que todo pasó. ¿Está bien?

Se oyó la risa discreta y suave, como un susurro de alegría espontánea, del menor.

––Está bien, mamá. Puedo hacerlo. –– Sus comisuras se elevaron de tal forma para esbozar una amplia sonrisa. –– Y lo haré.

––No soy tu mamá. –– Se quejó. –– Pero te iré a visitar más tarde.

El viaje no duró mucho tiempo, en un abrir y cerrar de ojos ya estaban aparcado frente a la vieja casa azul. El rubio hundió sus cejas al notar la luz de la cocina encendida a través de la ventana.

––¿Margaret no se había ido? –– Inquirió, bajándose del coche con curiosidad sin despegar la vista del frente.

––Aún no. Hablé con ella hace días, se irá para año nuevo. –– Contó mientras bajaba una bolsa con las cosas que había preparado.

Caminaron entre la nieve hacia la entrada, la puerta sin tranca fue abierta por el chico de cabello castaño. Ingresó a la sala recorriendo con su vista el lugar que lucía tan abandonado; la oscuridad consumía cada rincón mas recóndito de ésta por más que sea de día, el sofá de tres cuerpos solitario y la televisión desconectada. Es como si no hubiera nadie más en la casa, mas al llegar a la luz, una figura se veía sentada en una de las sillas que adoraban la mesa de la cocina, con un lápiz entre manos y un crucigrama sobre la madera.

Levantó su vista sobre sus lentes: –– ¿Patrick? –– Preguntó con voz ronca, mas al reconocer a los que estaban en el umbral de la puerta volvió a bajar su mirada a sus cosas. –– Hola, Steve, Nathaniel.

𝓟𝓪𝓹𝓮𝓻 𝓑𝓾𝓽𝓽𝓮𝓻𝓯𝓵𝔂; 𝐖𝐢𝐥𝐥 𝐁𝐲𝐞𝐫𝐬Donde viven las historias. Descúbrelo ahora