Odio que aún me afectes.
Me perdí en ti, te llevaste todo de mi y ahora no me queda nada. Ni una esencia de mi, ya no sé quién soy; odio que cada vez que digo tu nombre la voz se me quiebra, el pecho me tiembla y el corazón se me hace pequeño. Aún tus manos están en mi, a veces suelo sentir tus brazos rodeandome y otra veces suelo escuchar como pronuncias mí nombre.
¿Por qué mi nombre? Solías decirme por lindos y acaramelados apodos.
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Llamándome.
RomanceDestruye el corazón de un artista y te convertirá en su mejor obra.