Hasta el cuello

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El pequeño Christopher acaba de ser recogido de su casa hace apenas un par de horas, pero Buck ya se encontraba inquieto sin poder conciliar el sueño, solo había visto a Eddie un par de minutos en los que tomó al pequeño y sus cosas para marcharse y el simplemente no pudo detener al pelinegro para que se quedara un momento a hablar pues no quería molestarlo, no cuando su cabeza estaba hecha un lio y aun menos cuando le deba vergüenza admitir que no podía dormir a causa de las pesadillas.

Un gran suspiro salió después de lo qué parecieron horas de mirar al techo y revivir cada uno de los momentos en los que estuvo en el tsunami, desde ver el mar lejos de ellos, hasta el momento justo en el que reencontró a Christopher. Pasó su mano por su rostro bufando mientras su otra mano era estirada hasta donde estaba su teléfono, lo tomó y llamó a su amigo, tenía miedo de despertarlo, en realidad no quería despertarlo pues sabía que tendría un turno de 24 horas en unas horas.

Un tono... dos tonos y el tercero de estos sono incompleto viéndose interrumpido por lo que pareció un mugido pero solo era Eddie contestando el teléfono medio dormido.

—¿Buck? ¿Estas bien?— la voz del pelinegro sonaba pastosa y lenta, pero era entendible para buck que no era la primera vez que lo escuchaba así.

—lo estoy, bueno, quiero decir, hasta donde es posible... solo no podía dormir— explicó torpemente tratando de explicar su situación sin contar todos los detalles de ello, aunque muy dentro de si estaba convencido que Eddie sabía por lo que estaba pasando pues tenía a Christopher quien lo pasó igual o incluso peor que el.

Eddie pareció despertar mejor y sentarse en la cama o al menos a esa conclusión llegó Buck por el movimiento que pudo escuchar a través de el teléfono —¿también tienes pesadillas?— la pregunta tomó por sorpresa a buck pero no le sorprendió así que solo suspiró.

—algo así, es más como que nisiquiera puedo comenzar a dormir, siento que tengo una pesadilla despierto, es extraño— Buck mordió su labio suavemente después de explicar esto dándose la vuelta en la cana para quedar sobre su lado derecho —¿Chris tiene pesadillas?—

—acababa de conciliar el sueño después de consolarlo cuando me llamaste— la voz de Eddie era tranquila y comprensiva a diferencia de la de Buck que sonaba bastante nerviosa y distraída, se podía notar que no había dormido bien con solo escucharlo.

—yo lo siento... no era mi intención—

—está bien, Buck. ¿Quieres hablar de eso?—

Otro suspiro salió de el teléfono de Eddie, lo cual aunque Buck no pudiera verlo, el pelinegro sonrió satisfecho sabiendo que le compartiría aquello que sentía. —Es difícil de explicar, cuando cierro los ojos siento que estoy bajo el agua y que no puedo respirar... como si el agua me entrara a la nariz y me siento desesperado... como, como si no pudiera salir ni moverme y en mi mente puedo ver como Chris se me escapa de las manos— para este punto la voz de Buck comenzaba a cortarse por lo cual decidió dejar de hablar mientras algunas lágrimas se le escapaban.

Después de un tiempo escuchando pequeños sollosos a travez de su teléfono, Eddie decidió hablar. —Se que es difícil, pero estoy aquí ¿si? Y tienes todo mi apoyo siempre, eso te lo aseguro ¿quieres que vaya a tu casa? Puedo dejar a Chris un par de horas y podemos hablar en persona, si quieres— el corazón de Eddie estaba hecho una pasa, sentía que se rompería en cualquier momento al escuchar a su amigo llorar así, quería correr hasta donde el estaba y consolarlo hasta que pudiera dormir, dormir hasta verlo despertar mejor en la mañana.

—N-no te preocupes, no quiero que dejes a Chris solo, el te necesita más, además mañana tienes turno— Buck tenia la voz entrecortada y las manos temblorosas, le ardía la garganta pero no quería seguir llorando así que se quedó callado lo suficiente para tomar una gran bocanada de aire y poder soltar un gran suspiro sintiéndose más calmado. —creo que estoy mejor, creo que... debería colgar y tu deberías dormir—

Aunque Eddie aun notaba su voz temblar no quiso decir más al respecto pues aunque podía escucharlo hasta que el estuviera bien del todo, sabía que este no lo dejaría.

—Bien— un suspiro salió de la boca del pelinegro intentando auto convencerse de que él estaría bien —pero tienes que prometer que si sigues sintiendote mal, me llamaras ¿Hecho?— a pesar de que Buck sabía que Eddie no podía verlo este asintió con suavidad, más para auto convencerse que para convencer al contrario.

—está bien—

Un silencio se instaló entre los dos, en donde ninguno podía terminar la llamada así que solo permanecieron callados escuchando la respiración del otro, una más intensa e irregular que la otra pero al fin y al cabo ambos sentían un momento agradable que deseaban no terminara, incluso Buck podía sentir que podría dormir de aquella manera y de manera impulsiva en cuanto esa idea le pasó por la cabeza decidió hablar.

—¿te quedarías? Quiero decir... en llamada conmigo, solo hasta que concilie el sueño...— Buck ya tenía los ojos cerrados para ese punto y Eddie no podía estar más agradecido con el pedimento pues aunque no estuviera físicamente con el, saber que podría dormir, lo tranquilizó bastante así qué uso un sonido afirmatorio para hacerle saber su respuesta al rubio. Despues de un largo silencio en el que Eddie pensó que Buck estaba dormido, el rubio habló de nuevo, esta vez con la voz un tanto lejana y adormilada. —Gracias... por todo, de verdad, eres el mejor...—

—No tienes que agradecer— soltó Eddie en un susurro, más para el mismo que para el ojiazul.
Eddie no durmió hasta que pudo escuchar la respiración totalmente calmada del contrario y unos leves ronquidos apenas audibles, entonces tomó el teléfono sosteniéndolo un momento frente a si mismo viendo la llamada, sonriendo aun más grande al ver que habían estado en esa llamada por alrededor de una hora y media. —te quiero como no tienes idea— susurró al teléfono para después colgar sintiéndose más calmado y pudiendo conciliar el sueño casi de inmediato.

Emergencia BuddieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora