Nosotros

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Esa mañana Buck no se levantó de su cama, solo respondió los mensajes de bobby y los de su hermana para avisar que no se sentía bien y se quedaría en cama, bobby no estaba muy convencido pues el día anterior estaba perfecto a excepción que desapareció estrepitosamente poco antes de terminar el turno.

El reloj marcaba cerca de las 2 de la tarde y Buck no había comido nada, ni siquiera tenía hambre y aunque la tuviera solo quería quedarse en cama a dormir lamentándose de la decisión que había tomado la noche anterior, se sentía tan tonto y derrotado, tenía tantas dudas y tantos miedos y pensamientos rondando su mente, el rechazo de su mejor amigo realmente lo dejó mal anímicamente, incluso le dolía la cabeza y cada vez que intentaba levantarse un mareo repentino lo atacaba, pero eso no era tan terrible como el agudo dolor que sentía en su pecho cada vez que pensaba en el día anterior, realmente le dolía y no quería pensar en el pero cada vez que respiraba su cara aparecía en sus pensamientos y le quemaba a más no poder.

El teléfono del mayor vibró repentinamente exactamente veinte minutos después de las 2 de la tarde, la hora máxima para llegar tarde a su turno, por lo cual no fue sorpresa que alguno de sus amigos y compañeros lo llamaran pues no había contestado mensaje alguno pero lo que si fue de sorpresa para el rubio fue que en el identificador de llamadas se pudiera ver el el contacto de Eddie, lo cual lo tomó por sorpresa haciéndolo sentarse en la cama bruscamente con el aparato en sus manos con un nudo de pensamientos inundando su mente, no sabía si contestar o dejarlo sonar, pero al parecer pensó más de la cuenta y la llamada se fue a buzón sin siquiera darle tiempo de reaccionar por completo pero el teléfono de Buck no tardó ni cinco segundo en volver a vibrar y sin pensarlo mucho al segundo timbre contestó sin decir ni una sola palabra.

—¿Buck?— la voz de Eddie se escuchaba clara y tranquila como comúnmente era pero Buck no pudo articular palabra quedándose estático. —¿estas ahí?— Buck salió de su trance pero siguió sin responder al menos por unos segundo que se escuchó como soltaba el aire que estaba conteniendo.

—si— fue lo único que eddie escuchó del otro lado.

—comenzaba a pensar que no responderías— respondió el pelinegro a modo de broma pero no recibió respuesta alguna de parte del ojiazul y el nerviosismo en el se hizo presente. —yo este... Buck ¿vendrás hoy? Creí qué podríamos hablar un poco.— su voz se escuchó un poco indecisa y esto hizo a Buck sentir un vuelco en el estómago sin entender muy bien porque.

—no, no me siento bien, tal vez luego.— buck pudo escuchar un suspiro al decir aquello y esto lo hizo estremecer.

—puedo ir a tu casa al terminar el turno—

—tu turno termina a las 2 de la mañana— un silencio se posó sobre ambos sin saber muy bien como continuar. —nos vemos luego eddie—  dijo por fin Buck sin muchas ganas de hablar con el, ni con nadie en general, se sentía aun más herido que antes, el se escuchaba tan tranquilo y Buck apenas y podía contener las ganas de llorar cada que los sucesos del día anterior pasaban por su mente. Sin esperar contestación del contrario colgó el teléfono apagandolo por completo y dejandolo en la mesita de noche, no quería hablar con nadie y no lo iba a hacer.

Por otro lado Eddie se quedó petrificado y confundido al notar que su mejor amigó había colgado la llamada, sintió su corazón estrujarse hundiéndose en sus pensamientos, sabia perfectamente lo que estaba pasando pero él creía que si aparentaba que todo estaba bien podría al menos hablar con el menor, quería arreglar tanto las cosas, incluso pensó en ir tras de el la noche anterior pero justo cuando se fue llegó su hijo acompañado por Hen y Athena, esto aunque lo distrajo no logró que sus pensamientos se desviaran del rubio.

Diaz tenia tanto miedo de decir o hacer algo incorrecto con Buck y en su cabeza planeó tantas veces como confesarle también sus sentimientos pero un sentido de culpa siempre lo asechaba, cada vez que ese pensamiento llegaba a su cabeza el simplemente lo desechaba tratando de convencerse que no sentía nada fuera de la amistad por Buck pero si era completamente sincero con el mismo desde siempre supo que no le atraían las mujeres o al menos no tanto como los hombres y en definitiva ni una pizca de lo que le atraía Buck, pero el simple hecho de pensar en abrir sus pensamientos y sentimientos al mundo lo hacían estremecerse y por un demonio, esa noche tenia tantas ganas de decirle todo lo que sentía pero el sentimiento de culpa volvió y se coló en su garganta, se sentía tan culpable y en definitiva en cuanto dijo aquello se arrepintió enormemente; pero ya estaba dicho y cuando quiso arreglarlo no supo como, por eso estaba ahí en medio de los vestidores con el teléfono en la mano tratando de llamar al contrario de nuevo pero el buzón entraba automáticamente y eso solo lo hizo sentir más culpable. Después de unos minutos una voz lo sacó de sus pensamientos, la voz de Chimney quien acababa de entrar al lugar.

Emergencia BuddieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora