13. Tal vez

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— Ya te escuche Pablo —dijo Luna con la mirada fija en algún punto del cielo.

— Yo... recién llego, no sabía que tu estabas aqui —claramente menti. Estaba nervioso, no sabía porque.

— Ah claro —chisto su lengua. — Pensé que vos eras el tonto que me empezó a seguir desde que salí del comedor, pero al parecer me confundí...

Debería condecorarme como gilipollas, era obvio que Luna se había dado cuenta que fui yo quien la siguió desde el principio.

Sin más remedio y con la poca dignidad que aún me quedaba decidí acercarme hacia dónde ella se encontraba. Sería inútil huir ahora, vine aquí con un propósito y lo cumpliré.
Me impulse con un pequeño salto para asi sentarme a su lado en el borde del precipicio. Estaba cagadisimo, odiaba las alturas pero a ella no parecía preocuparle estar a tantos metros de la tierra firme.

La distancia entre nosotros era prudente. Nuestras manos se encontraban a pocos centímetros, por un momento en mí cabeza se pasó la idea de acariciar la suya. Al instante esfume aquel pensamiento y decidí centrar mí mirada al frente con el objetivo de borrar estos impulsos tan ridículos.

El silencio era notorio. Solo la calida melodía de la noche y el palpitante bombeo de nuestros corazones ambientaban aquel lugar. Hasta que una pequeña risa salió de su boca. No entendía de que se reía. Ella solo miraba el cielo ¿Que hay de gracioso en ello?

— ¿Que? —dije confundido.

— Primero entras por mí balcón y ahora me andas siguiendo. Cualquiera pensaría que te moris por mi. —solto agravando su voz en un pésimo intento de imitarme. Había imitado mis palabras de la noche en que ella me siguió a mí.

— No es gracioso —hable serio. Realmente no me parecía gracioso porque yo estaba involucrado en su chiste ¡Ella se estaba burlando de mí!

— Si es.

— No es.

— Si es —repitio más calmada sin dejar de mirar el cielo, a diferencia mía que no podia sacar mí vista de ella.

— No es.

— Que si

— ¡Que no! —sentencie y nos quedamos en silencio por unos segundos.

— Se supone que está es la parte donde empiezo a insinuar un montón de cosas horribles sobre vos y te hago sentir la peor persona del mundo ¿No?

— Ya te pedí perdón por eso —dije calmado posando mí vista en el inmenso cielo, entendi a qué se referia. A pesar de mis disculpas aún seguía sientiendome mal por el trato que le di aquella noche.

— Sin embargo aún no recibí tus disculpas por lo que pasó anoche.

Mis recuerdos son escasos en lo que respecta la noche anterior. Había bebido tanto que mí cabeza solo logra recordar pequeños fragmentos. Se que me porte mal con Luna porque algunas de las tantas imágenes que me atormentan desde anoche son sobre ella insultandome. No se que fue lo que hice pero eso la hizo enfadarse e incluso note ¿Desilusión?

— Luna no recuerdo que fue lo que sucedió anoche pero quiero que sepas que realmente lo lamento. Estaba demasiado inconciente como para notar que estaba portandome como un gilipollas, no es una excusa lo se... Lo lamento —hable sincero. Por alguna extraña razón sentia la necesidad de decirle todo esto. Ella provocaba estos sentimientos estúpidos en mí. Aunque mi cabeza decia "vete, Luna no te agrada" mí cuerpo pedía su contacto.

Estaba tan perdido en mis pensamientos que no había notado la sorpresa en el rostro de la chica argentina a mí lado. Su ceño fruncido probablemente se deba a que no soy de disculparme tan seguido, y menos con ella...

Como Cenicienta | Pablo GaviDonde viven las historias. Descúbrelo ahora