Capítulo Uno.

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Nada había estado saliendo como le gustaría, su padre había muerto dos años atras y ahora el se hacía cargo de su madre.

Debía admitir que no había sido su mejor estrategia haber salido de México tras un amor que no hizo nada más que estafarlo y dejarlo en medio de las deconocidas calles de Estados Unidos.

Había creído ciega y estupidamente en aquel hombre que le había jurado amor eterno, y que no conforme con ello le había persuadido hasta que le había entregado todos sus ahorros.

Apresuro el paso aun más, aquel día el arrendatario, de el lugar viejo y destartalado en donde vivía, lo había asediado exigiedo el pago de los dos meses de renta, y proximos tres, que debía, le había quitado valiosos minutos y serenidad.

Y, ahora se encontraba corriendo hacía la lujosa empresa en donde sería el casting para modelos.

Si bien, nunca se había considerado alguien bonito, Yuki lo había terminado convenciendo en que entrara a una agencia de modelos, después de todo era un trabajo fácil de hacer.

La paga era excelente y aquella era su primera oportunidad, si conseguía obtener y terminar la campaña podría pagar los meses de renta atrasados e incluso podría enviar algunos dólares extra para su madre.

Se detuvo frente al lujoso edificio de cristal y hierro y tomo aire, estaba ansioso, sabía bien que podría no conseguirlo y por ende terminar durmiendo en las calles.
Con paso presuroso cruzó las puertas de cristal, saco la hoja de papel de su bolsillo y comenzo a leer su contenido sin prestar atención al camino.

El abrupto de haber chocado con alguien hizo que levantara la vista y el estrepitoso sonido de algo chocando contra el suelo, le crispo todos  los vellos del cuerpo.

Su mirada recorrio el pecho, envuelto en un caro y elegante traje negro de firma de aquel hombre alto y pálido. Sus ojos conectaron por fin con aquellos furiosos orbes azules y temio por lo que había pasado.

–Lo siento...
–Cállate –Su voz gruesa y autoritaria lo hizo temblar.
Sus ojos viajaron al destartalado teléfono que otro hombre estaba levantando del suelo.
Las manos le comenzaron a sudar al saber que él era el causante de aquel desastre.

–Lo siento señor, yo pagare por su teléfono...
–Cállate, ¿Sabes que me acabas de interrumpir en una llamada muy importante?
Sergio negó apenado y preocupado, si seguía perdiendo el tiempo no podría llegar a tiempo.

–Lo siento señor, yo le pagare el teléfono, si me puede dar un número yo lo contactare, pero ahora voy tarde para un casting.
–¿Pretendes trabajar aquí?–Aquella sencilla pregunta fue solo la premonición  de que algo saldría terriblemente mal.

–Sí...yo voy al casting de Alpha Tauri...–Tartamudeo con miedo y ansiedad.
–Olvidaló, de mi cuenta corre que jamás trabajes en un lugar como este.
–Pero...
–Cállate...No te quiero volver a ver aquí nunca más.
–Señor....
–Largate ¿O quieres que te saque seguridad?

Sus ojos picaron ante las lágrimas que se querían desbordar. Con la poca dignidad que le quedaba lo miro desafiante, ya nada le quedaba, asi que poco le importaba ser educado en ese momento.
–Vete a la mierda–Le dijo con la frente en alto, tratando de tragarse la amarga humillación.
  
Lo último que vió fue aquellos hermosos ojos inyectados en furia y con paso un poco tambaleante salio de aquel edificio.

*ೃ✧*ೃ


Suspiró de nuevo, a los cinco minutos de haber abandonado aquel edificio, le habían llamado de la agencia de modelaje. El dueño le había gritado que no lo quería volver nunca más, Alpha Tauri era uno de sus mejores clientes y no se arriesgaria a tener a alguien indeseable para la marca en su cartera de modelos.

De mutuo acuerdo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora