Capítulo Trece

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–¿Cómo has estado Charlie?–Preguntó su padre Christian.
El ojiverde se sentó frente a su padre, había llegado de viaje y había recibido el mensaje de que sus padres querían reunirse con él.

–Bien, sinceramente la oficina de Mónaco esta mejor de lo que esperaba–Su padre asintió pensativo.–¿Qué pasa? ¿Por qué me pidieron que nos vieramos?
Su otro padre entró a la habitación en ese momento y se acercó a saludarlo.

Sus padres adoptivos habían hecho todo  tanto por él como por Max, los habían sacado de una situación dificil, tanto a él como a Max los habían sacado de una casa de hogar, en donde sus esperanzas por encontrar una familia al ser niños mayores se había desvanecido, pues era bien sabido que la mayoría de familias preferian a los recien nacidos.

Primero había llegado Max a la vida de sus padres, pues segun lo que sabía del pasado de su hermano era que su padre biologico era un hombre agresivo que había terminado con la vida de su madre en un arranque de ira, sabía bien que Max había tenido una infancia dura llena de abuso y maltratos.

Max en comparación suya había tenido una infancia completamente diferente, la suya había sido una infancia feliz, llena de amor y cariño una vida que se había visto marcada por un accidente automovilistico en el que sus padres habían muerto.

Su familia más cercana no se había querido hacer cargo de él, por lo que había terminado en una casa hogar. Cuando se enteró que aquellos dos hombres frente a él lo iban a adoptar, fue uno de los días más felices de su vida, pues sabía que podría volver a tener el calor y amor de unos padres y también de un hermano.

Max siempre había sido reservado, inclusó de niño, nunca había entendio el porque, pero el día en que su padre Christian le había contado lo poco que sabían de la vida de Max, había entendido un poco su comportamiento, a pesar de su fría personalidad, debía admitir que quería a su hermano.

–Ya sabes cuales son las clausulas del fideicomiso ¿Verdad?
La voz de su padre Toto lo sacó de su ensoñación, se había perdido en sus recuerdos.
–Sí, sinceramente, saben lo que pienso al respecto.
–Bueno, es una forma de asegurarnos que seran felices, después de todo, tu padre y yo ya hemos vivido nuestras vidas.

Charles asintió y tomo los papeles donde se estipulaba claramente aquella clausula en donde; decía que el primero de los hijos que presentara una familia sólida y prospera sería el acredor a la mayor parte de la herencia.

A pesar de que ni Max ni él la necesitaban, no iba a decir que no le parecía tentadora aquella recompensa, la industría de níquel estaba en ascenso, además de que las multiples acciones en diferentes sectores economicos hacía incluso más atractivo aquello.

–Bueno, al parecer tardaran algunos años hasta que eso suceda–Charles rió, al pensar en que pasarían muchos, bastantes, años para que alguno de los dos reclamara lo que sus padres les concedian, conocía a su hermano, el rubio amaba tanto su libertad que dudaba que algo como aquello lo hiciera cambiar de opinión–Parece que Max nunca reclamara su parte.

El hombre de cabello negro se sentó al lado de su esposo con expresión seria, aquello era extraño. Por lo general todos estaban de acuerdo en ello, pues llegaban muchos rumores sobre los amoríos de su hermano mayor.

–Tal parece que no es así, Charles–Habló Christian–Max nos presento a su esposo y a su hija hace unos días.
Charles abrió los ojos sorprendido, aquello no podía ser cierto.
–¿Es una broma?
Toto negó.
–Es cierto, Max esta casado y ahora tenemos una preciosa nieta.

Christian desbloqueo su teléfono y comenzó a buscar en la galería la foto que había tomado de los tres cuando se acercaban a la casa, cuando la encontro, el paso el teléfono a su hijo.

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⏰ Última actualización: Oct 22 ⏰

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