Una alianza de oro blanco gruesa brillaba recubriendo un dedo aún más blanco.
Desde que Enzo se había puesto de rodillas en aquél restaurante dónde habían cenado por su aniversario número dos, Matías no dejaba de lucirlo y mostrarlo orgulloso, iba a casarse con el hombre de su vida y quería que todos lo supieran.-pero en serio ¿no te parece hermoso?
-te dije todas las veces que me preguntaste que si-respondió Blas de mal humor
ambos habían pasado la tarde juntos en la casa que Mati compartía con Enzo, como cada sábado, perdiendo el tiempo en el sofá mientras jugaban videojuegos; asi había sido siempre desde hacia años y Blas esperaba que eso no cambiara después del casamiento.
-es increíble la mala onda que tenés siempre, veintidós años tenés ¿porque no esperas unos veinte más para empezar a amargarte?
-es que ya lo vi, hace tres semanas que me lo mostras
-bueno anda a cagar-le dijo enojado acomodandose en su asiento
-Mati-dijo pausando la partida del juego y despegando los ojos de la pantalla-literalmente acompañé a Enzo a elegirlo, sé perfectamente como es
Matias se encogió de hombros y se cruzó de brazos clavando su mirada en la pantalla pausada.
al notar que su amigo no iba a seguir hablando, Blas lo activó de nuevo y siguió adelante con su juego-estoy muy feliz-murmuró sin mirarlo-yo no pensé que iba en serio, pero parece que sí
-me alegro mucho, amigo, estoy feliz por ustedes-respondió él, y realmente lo estaba
-¿y vos?-le preguntó mirandolo
-¿y yo?
-¿hasta cuando van a seguir asi con Esteban?
en cuánto Blas escuchó su nombre ser pronunciado nuevamente puso los ojos en blanco y pauso otra vez su juego, estaba cansado de eso.
dejó el joystick sobre su regazo por encima su pantalón y dejó que su espalda se deslice lento por el respaldo quedando casi a la mitad de Mati, levantando tenuemente su remera hasta la mitad de su espalda-no sé de que hablas
-de que se la quieren dar pero ninguno hace nada
-ay Matías
-es la verdad
-somos amigos nada más, como vos y yo
-obvio que no, antes de querer algo con vos prefiero morirme
-¿de que hablan?-preguntó Enzo que acababa de entrar cargando bolsas de compras
-de que Blas y Esteban se la quieren poner y no se animan
-no seas ordinario-se quejó el de rulos, aunque ya no se esforzaba, no había nadie que no insistiera con ese asunto
-si, todos se dan cuenta menos ustedes-dijo Enzo dejando las bolsas en la mesada
-me molesta que digan esas cosas ¿dos personas no pueden ser amigas y nada más?-le preguntó girando el rostro para mirarlo
-obvio que si, menos ustedes, se tienen ganas desde que los presente
Enzo y Esteban eran amigos desde hacia mucho tiempo.
cuando Enzo empezó a salir con Mati había pensado que su mejor amigo Blas se llevaría bien con el suyo, Esteban, eran bastante parecidos en algún sentido, pese a la diferencia de edad que en verdad a él no le importaba tanto, después de todo era casi la misma cantidad de años que lo distaban a él de Matías-aceptalo y listo, amigo, vos y Esteban se gustan
-con razón me suenan los oídos, no viven sin nombrarme-dijo Esteban entrando. entre sus brazos habían dos bolsas más
-como en tu casa-le dijo Matias poniendose de pie
-Enzo me vio en la entrada a punto de llamar y me encajó las bolsas, que se rompieron
-¡ay cierto! perdón me olvide de volver a ayudar
-si, hacete el boludo-se quejó el rubio tomando el lugar que Matias acababa de dejar,junto a Blas
Blas, como si su cuerpo tuviese un resorte, se acomodó en el sofá poniendo su espalda derecha y cerrando un poco las piernas
-¿que es?-le preguntó Esteban sacándole el joystick de las piernas-ah que sorpresa siempre el mismo, pez grande en pecera chica
-wow aprendiste una frase y sabes aplicarla, ¿en que grado estás?-le preguntó Blas mirando discretamente su cuello, le era inevitable no sentirse atraído por esos vellos asomando
-hablábamos de que Blas y vos deberían...
-Matias ¿vas a seguir? te juro que si terminas la frase vas a tener que pedirle a tu hermano que sea padrino de bodas-le recriminó Blas fulminandolo con la mirada
-¿otra vez quieren que seamos como ustedes? no se cansan-les dijo Esteban que ya estaba sumergido en la partida que Blas dejó por la mitad.
hacia poco había descubierto cuánto le gustaban los videojuegos, el pasatiempos preferido de Blas-voy a prender el horno- dijo Enzo saliendo de la sala y siendo seguido por su prometido
-que pesados estos putos ¿no?-preguntó Esteban, que no necesitaba mirarlo para comprobar que él también lo hacía, la mirada de Blas nunca le era indiferente.
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Chiquito: 𝐛𝐥𝐚𝐬 𝐱 𝐞𝐬𝐭𝐞𝐛𝐚𝐧
FanfictionPorque sabes que amo a los jugadores, y a vos te gusta jugar