CAPITULO 9. TRES GUERRAS

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Alexander

— si no hacemos algo ahora, ella perderá su magia -añade Canela mientras termina de moler lo que sea que agrego al molcajete logrando que un extraño humo saliera de la sustancia.

Xander, enderezala -ordena, pero no hago nada. Me quedo inmóvil aún analizando lo que ella acaba de decir.

¡Xander! -me grita y creo que eso es lo que necesito ahora. Que alguien me ordene que haga a gritos porque mi cuerpo, mi ser, mi atención está centrada en Scarlett.

Con rapidez me enderezo y me acerco a ella y a canela. Sujeto la cabeza de Scarlett para enderezarla cuando Natalia le acerca un frasco transparente un líquido café viscoso que huele a muerto.
Por instinto acerco a Scarlett a mi al desconfiar en lo que sea que Natalia ha preparado.

Es un cóctel de estrellas, créeme sabe pero de lo que huele, pero le ayudará a recuperar fuerzas -añade mientras me aleja un poco y le abre la boca a la bruja.

Cómo puede, mete a su boca la sustancia que acaba de preparar para luego cerrarla con su mano y moviendo la cabeza de Scarlett hacia atrás para que ella lo trague.
Noto como pasa por su garganta, su boca se tiene de un extraño negro logrando que le dé un toque más mortífero.

Me acerco a ella y le acaricio el rostro con la finalidad de que despierte, pero no lo hace. En su lugar solo observo como su piel se palidece cada vez más.

¿Qué pasa? ¿Porqué no despierta? -pregunto al no notar ningún cambio positivo en ella.

Me giro hacia Natalia quien observa con seriedad a la bruja y con mucha seguridad me aleja de ella.

Natalia ¿Que carajos le diste?

— Ya te dije, es algo para que le ayude.

— Esto no está ayudando, está más pálida y los huesos le comienzan a saltar y...

No termino la frase debido a qué ella me sujeta de los hombros y con su mirada dorada me señala el cuerpo de la bruja.
No noto algún cambio a simple vista, sin embargo, poco a poco su piel vuelve a la normalidad, su cabello comienza a verse más nutrido y su peso... Su peso vuelve a ser uno normal.

Mientras la observo también lo siento. Es como un zumbido para mí, pero es algo. Su respiración agitada ha vuelto al igual que su ritmo cardíaco. Su fuego interior vuelve a completar el mío y sus pensamientos. Carajo, como extrañaba su voz mental.

... Debo salir de aquí... No puedo quedarme contigo, amor...
Tengo que irme...
Él me espera...
Yo también te amo...

"Yo también te amo"

Aquella frase resuena en mi mente una y otra vez, logrando que sienta un extraño dolor en mi pecho pero también un vacío en mi interior.
Me acerco con cautela a ella, observando su rostro y como sus párpados se arrugan como si estuviera teniendo alguna especie de pesadilla. Levanto mi mano a su mejilla para acariciarla obteniendo como respuesta el que deje de quejarse y que sus párpados ya no se arruguen.

Respiro profundo y cómo puedo me levanto del suelo sin dejar de mirarla.

Gracias, Canela -le digo sin verla.

Debe de despertar en unas horas, tal vez días si es que perdió energía. -contesta mientras guarda las cosas con cuidado.

Te aconsejo que no te alejes de ella -añade cuando estoy apunto de rodear el sofá para acercarme a Eliel.
Me giro a su dirección, encontrando a una pequeña que observa preocupada el cuerpo inconciente de Scarlett.

CARMESÍ. ALMAS ROTASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora