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Con la convicción aún en su mente, Diana y Mario se dirigieron a la comisaría de policía más cercana. No tenía mucha idea de cómo proceder, pero él le aseguró que la guiarían en todo momento. Y por supuesto, era muchísimo mejor hacer acto de presencia que realizar la denuncia por teléfono. Así, también, podría presentarlas pruebas al momento y sin tener que pasar el mal trago de ir hasta allí tras haber llamado.
Tenía razón, así era mucho mejor.
Ambos entraron, primero ella y luego él, en el lugar y se dirigieron hacia la mesa de las «Denuncias», según el cartel que colgaba sobre ella. Diana sintió los nervios subir de su vientre hasta el corazón y sintió que no sería capaz de hacerlo.
―Yo sé que puedes hacerlo ―la animó Mario a su espalda.
Respiró hondo y se acercó con decisión hasta la mesa. No había nadie alrededor, solo una mujer sentada al otro lado y con el uniforme de policía.
―Buenas tardes, ¿qué desea? ―preguntó con una sonrisa amable la mujer.
―Quisiera denunciar por mal... maltrato ―dijo ella, asustada por las posibles consecuencias.
―Siéntate,por favor. Y no tengas miedo, aquí intentaremos ayudarte. Me llamo Rocío y soy, durante los próximos minutos me encargaré de atenderte en todo lo que necesites. ¿Prefieres que sea una denuncia anónima o no te importa dar tu nombre? ―Preparó unos papeles y un bolígrafo mientras hablaba.
―No importa, no. Soy Diana García y quisiera denunciar a mi novio por violencia de género.
Rocío escribió en la hoja con rapidez todo lo que la chica decía.
―No tengo marcas físicas del daño que me ha hecho ―Continuó Diana―,pero me ha amenazado tanto implícita como explícitamente. Ayer fue la última vez que lo hizo, pero fue por teléfono y no pensé en grabar la llamada para poder demostrarlo...
―Note preocupes, Diana. A veces, algunas denuncias no pueden ser demostradas por esa misma razón pero se encuentran ahí. Aquí no te juzgaremos en ningún momento.
―Gracias―Diana apartó un mechón de su cara antes de continuar―. He traído como prueba algunos mensajes que me ha enviado... No sé si servirán de algo...
Mostró a la mujer que tenía enfrente los mensajes mencionados sin decir ni una palabra más. Por dentro, aún sentía los mismos nervios que antes de comenzar con aquello.
Por suerte, Rocío la tranquilizó diciendo que haría lo posible por detenerlo.
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Después de denunciar a Jorge en la comisaría, Diana le dijo a Mario que quería pasar por su casa para recuperar algo que había olvidado. Él se resistió al principio, pero finalmente accedió si permitía que la acompañara. Ella no se negó, después de lo que se había atrevido a hacer le preocupaba lo que Jorge pudiera hacer contra ella.
Pero debía ser valiente, no por lo que esperaba Mario de ella, sino por ella misma ante todo. Si sus padres supieran lo que soportaba desde hacía tanto tiempo, tal vez la habrían intentado ayudar de alguna forma, pero se desentendió de ellos en cuanto descubrió unos secretos oscuros que escondían desde hacía demasiado tiempo. No quería formar parte de su mundo y por ello se fue de su casa para no volver más. Aunque el posible infierno que podría haber vivido no se comparaba con el que había sufrido en compañía de Jorge.
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Beso de chocolate
Short StoryLa vida de Diana era un infierno, pero no podía hacer nada para evitarlo. Por mucho que alguien externo a ella le dijera que tenía que hacer algo para cambiar su situación. Si la rutina no es la única que se apropia de tu vida y de tu voluntad ¿cómo...