6 (Final)

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Mario observó a Diana en la cama del hospital. Se arrepintió por no haberla seguido y permanecer a la espera de poder intervenir. Por suerte, llamó a la policía en cuanto sospechó que algo iba mal, pues no era normal que tardara tanto en recoger una sola pertenencia. Aunque tampoco estuvo seguro de que Jorge se encontrara en el piso, pero algo dentro de él le gritó que lo hiciera, que llamara a la policía.

Menos mal que lo hizo.

―Ma... Mario... ―dijo Diana cuando despertó.

Él la miró detenidamente y sonrió.

―¿Cómo estás, Diana? ―Acarició su pelo con suavidad.

―Muy dolorida... ¿Qué pasó... con... Jorge?

―Ssh... ―Mario acercó su rostro hacia el de ella― Está donde se merece.

―Lo último... que re... recuerdo es que...

―No te fuerces, Diana.

Se dedicó a observarlo en silencio e imaginando lo que ocurrió tras perder el conocimiento. Mario pareció leer en sus ojos que necesitaba explicaciones, por lo que decidió dárselas.

―Al ver que no bajabas me temí lo peor y antes de cometer una locura abalanzándome sobre ese capullo, decidí llamar a la policía por si las moscas. En caso de que me equivocara, yo me comería el marrón, pero si no era el caso... ¡Por Dios! En ningún momento quise que te pasara esto, Diana. Debí acompañarte y darle su merecido.

―No podía... permitir que... te... pusiera la... mano encima ―titubeó ella.

Mario acarició el pelo de Diana y empezó a tararear una especie de nana para tranquilizarla. Hasta que ella se quedó dormida. Entonces encendió la televisión y bajó el volumen para no despertarla. En las noticias de última hora aparecía una foto de Jorge y el titular: Joven maltratador es detenido tras atacar a su novia en el piso donde vivían. El chico suspiró al reconocer que los periodistas estaban equivocados: Diana ya no era su novia. Apagó la tele y miró de nuevo a la chica de sus sueños. Con un poco de suerte, aquella experiencia quedaría relegada al olvido en cuanto la colmara con sus atenciones.

Se juró a sí mismo que Diana jamás volvería a sufrir si podía evitarlo. Y así fue desde entonces.

Por su parte, Jorge fue trasladado a prisión tras demostrarse su culpabilidad. Tras comprobar que esa vida no estaba hecha para él, se suicidó en su celda usando las sábanas de la cama. En ningún momento se arrepintió de sus acciones.


FIN.

Beso de chocolateDonde viven las historias. Descúbrelo ahora