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— ¿Crees que estará allí? — preguntó Jimin mientras Namjoon y él esperaban el ascensor. Se limpió las palmas de las manos en los pantalones. Aún no sabía lo que le iba a decir a Jungkook.

—No sé. No estoy al tanto de su agenda. Pero si lo está, me largaré para que puedas hablar con él.

—Gracias, tío.

—De cualquier forma, no te sorprendas si te rechaza. Es asocial.

Jimin podía identificarse con eso. Bueno, él podía identificarse con el deseo de ser así. Estaba cansado de estar siempre rodeado de tantas personas. La gente parecía congregarse a su alrededor dondequiera que fuera. En clase siempre recibía incontables invitaciones para salir o para ir a fiestas.

Pensó que cuando saliera del colegio perdería amigos, tal vez hasta desaparecería en el olvido social, pero eso no pasó en absoluto. A veces pensaba que el ser gay había hecho que la gente se sintiera más interesada en ser una de sus amistades, como si él fuera uno de los puntos en la lista de cosas que hace a la gente genial.

Namjoon no era así. Habían sido amigos desde que eran estudiantes de primer año, principalmente porque Namjoon nunca paraba de hablar de béisbol y a Jimin nunca le había molestado escuchar. Además, sabía que siempre podía contar con él.

Lo había probado en más de una ocasión cuando otros jugadores le dirigían insultos homófobos a Jimin. El que fuera lanzador no ayudaba en nada, había escuchado una buena cantidad de bromas sobre lanzadores/receptores.

¿La gente le hacía pasar malos ratos como ese a Jungkook?

Esperaba que no. Lo volvía loco solo pensarlo.

Namjoon empujó la puerta para abrirla y entrar en su dormitorio, pero Jimin se quedó en el pasillo. Había algo en Jungkook que hacía que sus entrañas se retorcieran; quería tanto darle una buena impresión y poder conocerlo mejor.

Namjoon se giró y le dirigió una mirada extrañada.

—¿Vas a entrar?

Jimin entró al cuarto e inmediatamente miró a su derecha para ver a Jungkook sentado con las piernas cruzadas sobre su cama con una libreta en el regazo. Tenía un libro de texto abierto frente a él. Jimin le ofreció una sonrisa, pero Jungkook se quedó sentado inmóvil con una expresión desconcertada en el rostro.

Namjoon le dio una palmada en el hombro a Jimin.

—Oye, espera aquí un minuto, necesito ir al baño.

—C-claro. —La puerta se cerró detrás de Namjoon, pero ni Jimin ni Jungkook se movieron.

Jimin sabía que debía hacer algo. ¡La confianza es sexy! Caminó hacia la orilla de la cama de Namjoon y alisó la manta, luego se sentó.

— Bueno, ¿cómo estás?

Jungkook jugueteaba con su libreta, lo que atrajo la atención de Jimin hacia sus piernas desnudas. Sus ojos viajaron de los muslos a los bóxers rojos que Jungkook trataba de ocultar, y Jimin se lamió los labios involuntariamente.

—Bien. Ahora mismo haciendo la tarea de matemáticas. — Jungkook bajó la mirada y volvió a escribir en la libreta.

¡Ahí tienes conversación!

Con Jungkook distraído, Jimin se permitió estudiarlo más de cerca. Parecía como si acabara de salir de la ducha. Su cabello estaba húmedo y hacia atrás como si hubiera estado pasando sus dedos por él.

Con la mano izquierda Jungkook había estado frotando distraídamente sus pies descalzos y doblando los dedos.

Dios, Jimin quería ser el que estuviera tocándolo de esa manera. ¿Debería haber vestido una de sus camisetas sin mangas para mostrar sus hombros y la parte superior de sus brazos definidos? Tal vez eso habría atraído la atención de Jungkook. Llevaba una camiseta sencilla y holgada, pero aun así estaba endemoniadamente sexy con ella.

Jimin se concentró en la parte delantera de la camiseta.

1+1=10

Jungkook levantó el rostro.

—¿Huh?

—Tu camiseta. Dice uno más uno es igual a diez.

—Ah. Sí, es una broma. — Jungkook sonrió.— En realidad dice uno más uno es igual a dos. Diez sería un uno y un cero.

Jimin no tenía ni idea de lo que hablaba Jungkook. Su confusión debió ser notoria porque Jungkook además explicó:

—Uno, cero es como se escribe el número dos en código binario.

Sí, eso seguía sin tener ningún sentido.

—Es complicado.—dijo Jungkook, como si tratara de tranquilizarlo afirmando que no era un completo idiota.

Jimin miró alrededor de la habitación desesperado por encontrar algo de qué hablar.

— Namjoon me dijo que te gusta Blattlestar Galactica.

El rostro de Jungkook se iluminó momentáneamente.

—Sí, ¿a ti?

—Uh ... no. Es decir, no sé. ¿Tal vez podamos pasar el rato viéndolo juntos alguna vez?

Jungkook lo consideró un momento.

—Estoy bastante ocupado con mis clases, las tutorías y todo lo demás.

Eso no sonaba prometedor. Jimin luchaba por recuperarse.

—¡Oye! Tenía la intención de preguntarte por eso. Por la tutoría. Realmente no me vendría mal tu ayuda con mi clase de estadística. Fuera del centro de tutorías, quiero decir.

—¿Cómo un tutor privado? Pero el centro es gratis.

—Lo sé, pero las horas no cuadran con mi horario. Y me gusta la forma en que explicas las cosas. Realmente me ayudaste el otro día con los intervalos de confianza. Namjoon dijo que podrías estar dispuesto.

Jungkook golpeó su lápiz contra la libreta.

—Está bien, tengo algo de tiempo el domingo.

—Eso sería increíble. Muchas gracias.

Eso le daría a Jimin tiempo suficiente para que se le ocurriera un plan de juego.



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