En alguna parte del Universo, había un pequeño planeta deshabitado, donde un científico reconocido en muchas partes de la galaxia por sus grandes descubrimientos e investigaciones en la Energía Espacial Elemental (o E.E.E). Se hablaba tanto de el y de su trabajo, incluso había rumores traídos por parte de varios espías acerca de que el científico había encontrado unos meteoritos extraños que albergaban inmensas cantidades de ese extraño poder conocido como E.E.E. Entonces, un aristócrata muy conocido por su tiranía, su crueldad y principalmente, por su inmenso poder, decidió ir a conocer personalmente al Dr K. León para averiguar si los rumores eran verdad y así cumplir su ambición. Llevo un total de tres naves espaciales de su gran flota, 400 soldados armados hasta los dientes y listos para combatir, pero fue solo, ya que confiaba plenamente en sus habilidades.
???: Vamos, ¿Que no pueden apresurarse más? Acaso no ven que están haciéndome desperdiciar mi valioso tiempo? ¡Tengo muchas cosas por hacer!
Comandante de la flota: Lo sentimos Señor, tuvimos que detenernos un momento debido a una lluvia de meteoros cercana, pero ya la hemos atravesado. Le avisaré al conductor que acelere lo más rápido posible.
???: Pues hazlo, y rápido. Ah, y además tráeme una malteada, tengo un poco de sed.
Comandante de la flota: Así se hará Señor.
???: ¡Muy bien escoria, apresuren esta nave si no quieren que los arroje lejos de ella!
Soldados del Aristócrata: ¡Señor sí Señor!.
Después de unos minutos la flota llegó a un pequeño planeta conocido como Luna Azul.
Soldados del Aristócrata: Señor, hemos aterrizado.
???: ¡Finalmente! Vamos muchachos, (sonrisa maliciosa) es hora de presentarnos a nuestro anfitrión.
El aristócrata envió tropas a tomar el control de cada zona del planeta, para así el poder infiltrarse en el laboratorio con facilidad. Destrozó fácilmente a los guardias robots y se adentro con sigilo en el laboratorio del Dr., ansioso por hacerse con los meteoritos.