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Yeonjun.

Necesitaba salir de allí.

Lejos de él.

La forma en que me miró después de que le volarael puto cerebro con un beso fue demasiado para soportar. Sus labios aún estaban hinchados y brillantes, pero sus ojos me dijeron todo lo que necesitaba saber. Quiere más de lo que yo puedo ofrecer.

Puede que aún no se dé cuenta, pero lo llevaba escrito en el rostro.

Sus brillantes ojos azules de cachorro me taladraron en un intento desesperado por destrozarme y sumergirse en mi interior, pero lo que no sabe es que esa sería la peor decisión de su vida.

Pero maldita sea, se sentía bien.

Siempre he notado la forma en que me miraba en la escuela cuando creía que no estaba prestando atención. Su mirada me seguía inconscientemente, como una polilla a la luz. Me imaginé que al menos era bicurioso, pero no esperaba que me besara justo ahora. No pensé que hubiera tanta tenacidad envuelta en un paquete tan tímido y nervioso. Pensé que tal vez se haría el macho te y me apartaría o me mandaría a la mierda, aunque era evidente que lo deseaba. Me excitó muchísimo ver cómo desprendía su confianza en sí mismo. Tomó lo que quería, y yo estaba más que feliz de dárselo, pero eso es todo lo que puede ser. Eso es todo lo que dejaré que sea.

En cuanto lo dejé en el porche con cara de confusión y soledad, sentí una punzada de culpabilidad.

Y por eso estoy aquí, en el cuarto de baño, preparando una raya de coca en la encimera.

La cocaína se está convirtiendo poco a poco en mi droga preferida. Si soy sincero conmigo mismo, cada vez es peor a medida que pasa el tiempo. Sólo empecé a hacerlo tras la muerte de mi abuela. Antes de eso, me conformaba con fumar algo de hierba y emborracharme con un par de amigos. No salía mucho de fiesta. Estaba hiperconcentrado en el baloncesto y en no molestar a mi padre. Que lo jodan a ese tipo.

Cuando fui a quedarme con mi abuela y ayudarla mientras perdía lentamente la vida por una insuficiencia hepática y renal en fase terminal, conocí a un tipo que vivía al lado de ella. Me ofreció cocaína. Ya la había probado una vez y después no me importó mucho. Pero esta vez fue diferente. Me dio lo que necesitaba para mantener mi personalidad feliz en una época en la que sentía que mi mundo se acababa. Mirando la línea, no pierdo tiempo en enrollar un billete de un dólar y esnifarlo con rápida eficacia. Ahora es como una segunda naturaleza para mí. Me encanta la forma en que me arde la nariz y el sabor que me llega al fondo de la garganta. Y, sobre todo, me encanta la forma en que mi cabeza zumba con ligereza, dándome una sensaciónde libertad de nuevo.

Limpio rápidamente los residuos de la encimera con la yema del dedo y me los froto en las encías. Vuelvo al salón y veo a Soobin y a Heeseung pasándose la botella entre ellos, mientras Beomgyu está en el suelo apoyado en el sofá frente a Huening Kai, que sigue desmayado. ¿Por qué Beomgyu está siempre tan cerca de Huening Kai?. Tengo la sensación de que él tiene unos sentimientos no muy claros hacia Beomgyu, y creo que no se da cuenta. Por alguna razón, eso no me parece bien.

Sin pensarlo, me acerco a Beomgyu y le agarro del brazo, tirando de él hacia arriba.

—Ven, siéntate. No he comprado este sofá tan grande para que mis amigos se sienten en el suelo.

Sus cejas se juntan y su nariz perforada se frunce en señal de confusión. Sí, soy el rey de las señales confusas. No importa.

Se sienta a mi lado. Como ya me encuentro colado, me lanzo a una animada conversación con sus amigos sobre si Pink Floyd es mejor que Led Zeppelin. Obviamente, Led Zeppelin es el campeón reinante, pero no se ponen de acuerdo. Durante toda la conversación, Beomgyu no dice nada. Aunque sé que al menos le gusta Led Zeppelin porque le he visto llevar esa vieja camiseta del grupo al colegio.

A veces se ríe, y también sonríe, pero por lo demás permanece en silencio.

A veces me encuentro mirándolo, notando las pecas esparcidas por su piel bronceada a causa delos días de playa. Me fijo en la forma en que sus dos aros nasales se asientan en su nariz perfectamente recta, y también en la forma en que se pasa la mano por su largo pelo rubio desgreñado. Los chicos nunca quieren que se les describa como lindos, pero eso es exactamente lo que él es. Parece el sueño húmedo de un surfista o algo así.

Nunca me pilla mirando. De hecho, supongo que se esfuerza por evitarme. No debería hacerlo. Probablemente sea lo mejor. En realidad, a la mierda. De todos modos, se me va el subidón. Interrumpiendo la conversación, digo: —Voy a dormir un poco. Hay mantas en el armario junto al baño. —Ellos asienten con la cabeza.

—Buenas noches, hombre. —dice Soobin.

—Tengo una cama grande, así que, si uno de ustedes quiere dormir allí conmigo, puede hacerlo.

El cuerpo de Beomgyu se pone rígido a mi lado, así que continúo: —Quizá Hyuka, ya que está durmiendo, y ustedes todavía están con energías.

Sonrío, y Beomgyu se levanta disparado del sofá lanzándome una mirada amenazante.

—Yo también estoy listo para dormir, chicos. Buenas noches.

Sin esperar su respuesta, se marcha a mi habitación. Heeseung se ríe.

—Se pone gruñón cuando está cansado.

Misión cumplida.

Cruelty (Yeongyu)Where stories live. Discover now