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Yeonjun

El aire de mi apartamento está lleno de humo de cigarrillo y de hierba. Taehyun está en la mesa de la cocina, jugando al dominó con unos viejos del barrio. Y la cocaína que hay en mi mesa de café se ve verde por las luces LED cuando me inclino para esnifarla. Apoyado en el sofá, me desconecto. Sólo veo a Beomgyu. Anoche pasé por su casa y llamé a la puerta. Nadie respondió y su vecino no estaba fuera, así que entré. No estaba allí, pero dejó su teléfono y había una tabla de surf en el suelo. Así que supuse que estaba con Huening Kai.

Conduje alrededor de la manzana, mirando alrededor. Me detuve en el centro de recreación como un último esfuerzo, y ¿qué vi? A Beomgyu , tirado en el césped, y a Kai, tumbado boca abajo.

Mi cerebro piensa por enésima vez en todas las posibilidades de lo que eso podría significar. Lógicamente, sé que no hay nada romántico o sexual entre ellos. Pero tiene demasiado sentido como para no tenerlo en cuenta. ¿Por qué no iban a salir? Ya son amigos cercanos, y Beomgyu es el hombre más hermoso que he visto. Es fácil de imaginar. Aprieto los ojos y alejo esa imagen mental. Tal vez he exagerado.

—Pareces estreñido. —grita Taehyun por encima de la canción a todo volumen de Juicy J que suena en mis altavoces.

—Vete a la mierda.

—¿Qué te tiene tan alterado? Llevas toda la semana jodidamente raro. —dice, y esta vez sí parece ligeramente preocupado. Me burlo.

—Soy el mismo imbécil de la semana pasada. —Me inclino hacia adelante y preparo más golpes. Tae me mira mientras agarro el billete enrollado.

—¿No crees que has conseguido suficiente por esta noche? —Resoplo y suelto el billete.

—Ya he terminado.

Sacude la cabeza, con los brazos cruzados sobre el pecho. Sus ojos destilan decepción y lástima. Es un reflejo de la forma en que mi madre siempre me miraba. Me cabrea, pero me importa demasiado como para darle importancia. De repente, me levanto del sofá.

—Todos fuera —anuncio—. Vamos.

Todo el mundo sale de la casa arrastrando los pies, con aspecto ligeramente molesto, pero nadie hace nada al respecto.

—¿Te quedas aquí esta noche? —le pregunto a Tae.

—No, yo también saldré. ¿Vas a algún sitio?.

—Sí. Cierra al salir, ¿de acuerdo? —le digo mientras meto mi cartera en el bolsillo de mi sudadera. Es la única persona que tiene una llave de mi casa, y la única en la que confío.





******





Bajo el volumen de mi música justo antes de entrar en la entrada de Beomgyu. No hay otros coches aquí, y ahora que lo pienso, nunca hay otros coches aquí. Sin embargo, ha dicho que vive con su padre.

Llamo a su puerta y espero un sonido. Nada. No hay nada. Probablemente esté en una fiesta o algo así. Quizá no llegó a casa anoche. Ese pensamiento me preocupa de repente, así que intento girar el pomo de la puerta. Se abre enseguida. Entro en su oscura casa y cierro la puerta en silencio.

Hay platos apilados en el fregadero a mi derecha y un montón de herramientas en bolsas de plástico en el suelo de la cocina. Hay cajas apiladas en el salón, como si estuvieran empaquetando para mudarse. Nunca me tomo el tiempo de mirar a mi alrededor, ya que suelo ir directamente a la habitación de Beomgyu.

Ignorando todo, entro en su habitación y suelto un suspiro de alivio cuando lo veo dormido en su incómodo futón. La manta le llega hasta el cuello y está hecho un ovillo. Me resisto a ponerme cómodo en su cama, sólo porque probablemente me ganaría un puñetazo en la cara. Así que me acerco y le sacudo el hombro.

Cruelty (Yeongyu)Where stories live. Discover now