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Hoy es el día. Todos los años que he pasado bajo la responsabilidad de mis padres, principalmente de mi padre, han llegado a su fin.

Todo este tiempo, me he sentido impotente, sin poder opinar sobre nada de lo que me pasa. Todos los desalojos y mudanzas. El hambre. El abandono. Tengo dieciocho años y no me siento diferente. Sigo sintiéndome atado a mis padres, aunque legalmente ya no puedan decidir por mi. La soga sigue atada firmemente a mi cuello.

Me llevo la cerveza a los labios y me la trago de un trago, probando el sabor amargo y a malta en mi lengua. Acabamos de llegar a mi fiesta de cumpleaños, que en realidad parece ser sólo una fiesta que Danny iba a dar, de todos modos.

La mayoría de esta gente ni siquiera sabe que es mi cumpleaños. Por suerte para mí, porque preferiría no tener que charlar con toda esta gente de culo al azar que nunca he conocido. Sin embargo, la fiesta ya está en pleno apogeo.

Una canción de Bones está sonandoen los altavoces. Creo que se llama "RestInPeace" pero la mayor parte de su música suena igual, así que es difícil saberlo. Hay al menos cien personas aquí. Algunos están en el patio, pero la mayoría estamos dentro.

Por alguna maldita razón, todos los años en mi cumpleaños, hay una tristeza inevitable que me invade. Y puedo sentir que me araña por dentro ahora mismo. Necesito que Kai llegue ya, para poder tomar un poco de Molly y, con suerte, sentir que no se me eriza la piel.

Fijo mi mirada en Yeonjun, que está jugando una partida de beer pong contra Heeseung. Tiene la camisa metida en el bolsillo trasero de sus vaqueros oscuros y todos sus músculos bronceados y abultados están a la vista. Los malditos aros en los pezones. Caería a sus pies aquí y ahora si me lo pidiera.

Las cosas más pequeñas de él son las que más me afectan. Como la forma en que acaba de colocar su enorme y callosa mano sobre sus abdominales mientras lanza la pelota de ping pong con el más preciso movimiento de muñeca. Y la sonrisa que iluminó su rostro cuando cayó en la copa de Heeseung. Quiero que su sonrisa se fije en míy sólo en mí.

En momentos como este me pregunto por qué está conmigo.

Como si pudiera sentir que le estoy echando el ojo desde el otro lado de la habitación, su mirada se encuentra con la mía. Me hace un gesto para que me acerque a él, pero en el mismo momento, Kai se abalanza sobre mí por detrás, casi tirándome al suelo.

—¡Feliz cumpleaños! —me grita. A pesar de mis pensamientos depresivos, la risa brota en mi pecho.—Tengo la mercancía, amigo.

Consigo ponerme en pie y me giro para mirarle. —¿Ah, sí? ¿Cuál es la mercancía esta vez?.

—Molly molly molly. —Me toma de la mano y me deja dos cápsulas transparentes llenas de la sustancia—. Adelante, tómalas. —me insta. Y así lo hago. Las bebo con mi cerveza. El Molly es más fácil de manejar que el extasis y el ácido. No dura tanto y es más suave, lo que lo hace aún más divertido, ya que puedes manejarte con él. La mayoría de las veces.

Unos fuertes brazos me rodean el cuello por detrás y giro la cabeza para ver a Yeonjun.Me planta un beso húmedo en la boca que siento hasta en los dedos de los pies.

—¿Te has tomado un poco de molly? —me gruñe al oído. Asiento con la cabeza contra él.

—Va a ser una buena noche.

Una hora más tarde, las dos pequeñas cápsulas que me he comido hacen pleno efecto. Cada centímetro cuadrado de mi piel está caliente y hormiguea de sensaciones. Puedo sentir un zumbido de energía dentro de mí tratando de salir, y estoy empapado de sudor.

La sonrisa exuberante no ha abandonado mi cara en absoluto, y probablemente mis dientes me odiarán por ello mañana. Pero esta noche... Esta noche lo es todo. Ahora estamos fuera, en el patio delantero, y el aire parece más ligero que nunca. No hay la molesta humedad habitual.

Cruelty (Yeongyu)Where stories live. Discover now