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Una tarde
La chica jadeaba mientras pasaba por una subida un poco empinada, se paró un segundo apoyando las manos en sus rodillas, sentía sus pulmones en llamas con el corazón desembocado, Blas volteo al no notar movimiento, le ofreció su mano con una sonrisa divertida.
—Dale beba, falta poquito —dijo riendo por el dramatismo de la chica, ella lo miró mal sosteniendo de su mano para subir.
Habían ido esa tarde a un cerro con la promesa de que el chico le tenía una sorpresa preparada, al principio la chica se negó ante la idea de subir un cerro, no hacía mucha actividad física y él le proponía hacer eso, luego de la insistencia de Blas terminó aceptando.
Y bueno, ahí estaban, subiendo un cerro a las 4:30 pm; llevaban al menos media hora tratando de llegar a la cima, T/N empezó a quejarse.
—¡Blas me muero de sed! ¿Cuánto falta? —alzó las manos con fastidio, dejo caer sus hombros viendo al chico, que al parecer estaba más renovado que nunca. Este sonrió y vio havie el frente.
—ya llegamos —le respondió aún sin verla, la chica suspiro aliviada tratando de ver detrás de su pareja, él rápidamente se giró—¡cierra los ojos! —alzo un poco la voz asustado.
T/N di un pequeño respingo y se rió mirándolo desconfiada.
—ok... ¿Que vas a hacer? —cerró los ojos, Blas tomó sus brazos guiandola, teniendo el cuidado de no tropezar con alguna piedra, cuando llegaron al llano; la chica sintió la brisa acariciar su rostro, agudizó los sentidos, los brazos de Blas rodeando su cintura, apoyando la barbilla en su hombro, su respiración acompazada en su cuello y la vibración de su voz.
—Ya podés abrirlos... —susurró en su oído, empezó a abrir los ojos lentamente, entrecerrando uno ojo al sentir la luz del sol golpear su cara; y lo vio, una ciudad inmensa, un sol perdiéndose entre los rascacielos. Y un pequeño picnic.
Volteó hacia Blas sonriendo enternecida, él se acercó para unir sus labios en un beso lento, sin prisa, dejándose llevar por el momento. Se alejaron apenas centímetros, sus narices rozaban y las reparaciones se mezclaban.
—Sorpresa... —dijó en sus labios, la chica sonrió en los suyos dando otro beso más corto que el anterior; comenzaron a caminar hacia la sábana con una pequeña hielera y una canasta.
Se sentaron, ella admiraba la vista mientras Blas sacaba algunas cosas de la hielera, él le ofreció una gaseosa y ella la aceptó con gusto, luego observó lo que su pareja había servido: quesos, fiambre, fraesas y uvas. Sonrió viendolo comer frutas.
—Gracias... Estos es muy hermoso —susurró, recostandose boca abajo apoyando la barbilla en la palma de su mano.
—No me agradezcas beba, es lo que tú te mereces, luego de todos los meses del rodaje sin vernos —se recostó junto a ella, viendola desde abajo, la mujer agarró una uva y se la ofreció, la dejó en sus labios, de pronto, sintió los dientes alrededor de su dedo, ella alejó la mano rápidamente.
—¡Ay!, ¡Blas! —se quejó sobando su dedo, frunció el ceño hacia el chico, la atrajó a sus brazos, ella enrollo los brazos en su torso.
—Te amo, beba —dijo serio, la chica lo vio y acarició su barbilla.
—Yo también te amo... —sonrió— pero no vuelvas a morderme. —la pareja soltó una carcajada, el chico miró al cielo riendo por lo bajo.
—De acuerdo —rió.
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