♡ : XLIII - CUANDO EL PASADO VUELVE

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"Entonces no creo que podamos ser tan buenos amigos" susurró Jeongin cerca de sus labios.

Asintió a sus palabras porque en el fondo sabía que, como amigos, aquellos que no se pondrían un solo dedo encima, apestarían pero ¿Qué podía decirle? ¿Qué dejaran de verse? ¿Qué fueran solo amantes?

Incluso cualquier tipo de nombre era inadecuado, pensar en el futuro y en el pasado no era lo correcto, quizás solo tenían que concentrarse en las emociones que surcaban sus cuerpos en el ahora.

Era increíble el cómo podía sentir contra su tórax el corazón de Jeongin; estaba tan ansioso como el suyo, incluso estaba seguro que sus ojitos no se desprendían de su boca anhelando conscientemente más.

¿Quién era él para prohibirle eso?

Unió su frente con la de él, prácticamente eran del mismo porte y eso le gustaba porque no tenía que hacer algún tipo de esfuerzo para hacer algo como esto, mover su nariz lentamente contra la suya para arrebatarle un suspiro, posar sus labios castamente y quitarlos antes que Jeongin respondiera.

—Oye —protestó pero no dio un paso adelante, estaba contra una pared con él acorralándolo y la sensación era abrumadoramente excitante.

Cerró los ojos cuando la punta de la lengua de Hyunjin recorrió el borde de su labio superior y luego el inferior con toda la calma del mundo, tal tranquilidad le dio un golpe de calor que se extendía en toda la zona baja del abdomen, que iba ascendiendo y quemando como si se tratara de fuego.

Un beso que subió un poco más de tono cuando sus labios se juntaron y abrieron sus bocas para que sus lenguas se saborearan un poco.

Tal humedad y contacto los hizo gemir pero se detuvieron para observarse un par de segundos, lo que el menor había dicho hace poco no era un juego ¿Qué podía hacer con el deseo que le tenía y que no podía negarse a sí mismo?

Jeongin se separó de la pared y se movió alrededor de la sala de estar para caminar hacia su habitación, pero antes de que el desconcierto confundiera al menor, el pelinegro miró levemente hacia atrás en un gesto que gritaba que lo siguiera.

Sentir los pasos de ese hombre cerca suyo lo hizo temblar pero no se detuvo.

Cuando llegó a su habitación, encendió la luz de un costado de la cama para luego quedarse observándola mientras quitaba por sobre su cabeza la camiseta blanca que se había puesto a última hora, un acto lento y con calma que reveló sus hombros anchos, su cintura estrecha y línea de su espalda.

Hyunjin, que estaba apoyado en la puerta, se quedó viendo con la mandíbula temblando. Jeongin parecía ignorar el hecho que su trasero apretaba el pantalón de chándal. Cuando se sentó en el borde de la cama y lo observó con "ternura", supo que no iba a retroceder y que el mayor estaba entrando en el juego, aceptando su deseo, permitiéndole acercarse.

Fue lo que hizo.

Pero no hizo un movimiento rápido desesperado por follarlo porque no, no quería algo tan carnal como lo fue en Alemania pero ¿Cómo iba a quitarse la ropa si sentía que sus dedos estaban hechos de manteca?

—Maldita sea Hyunjin, el deseo es mutuo —susurró.

El aludido quitó su chaqueta de cuero café y la dejó en una silla que estaba cerca, rodeó la cama bajo la mirada ansiosa del otro y se sentó a su lado para luego, sostener con mesura su suave rostro con la mano izquierda y besarlo como correspondía.

Jeongin se inclinó hacia él sin romper el contacto pero avanzó un poco más cuando su cuerpo con voluntad propia, se movió sobre Hyunjin para sentarse sobre sus muslos, rodear las caderas con sus piernas y abrazarlo por el cuello comiendo su boca con calma.

Sexual Writer ❁ HyunInDonde viven las historias. Descúbrelo ahora