Esto es para tí, mi amor.

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En medio de la noche, Megumi se despertó de repente. Había mucha brisa, las ventanas traqueteaban. "Cuanto ruido" pensó. A su lado, dormía Yuuji boca arriba y bien estirado. "Con razón sentía que me caía de la cama. ¿Qué hora es?" Vio su celular, eran las 12:45 am. Se levantó intentando no hacer mucho ruido, abrió una cortina cercana, miró por la ventana y volteó para observar a Yuji desde allí. 

Que hermoso que se veía durmiendo, tan tranquilo y sereno. Ni siquiera parece alguien que anda causando alboroto todo el día. Sonrió. Este chico le hacía ver las cosas de una manera diferente.

La claridad de la luna entraba por la ventana y acariciaba el cuerpo desnudo de Yuuji, desde allí se veía como la obra de arte más perfecta: la luz plateada le daba a su cabello rosado otro color, su piel se veía más blanca y suave, lo miró de la cabeza a los pies, tenía un cuerpo maravilloso. Un suspiro se le escapó a Megumi, ¿estaba enamorado?

"Bueno hace rato le dije <Te amo>, pero tal vez no debí decirlo, que vergüenza" No quería hacer el ridículo. Cogió una manta para cubrir a su amigo y se metió a la ducha.

Tenía muchas ganas de ducharse con agua bien caliente, primero le quemó un poco, pero con los minutos el cuerpo se le acostumbró. Cerró los ojos para escuchar y sentir el agua hirviente recorriendo su cara, cuello, pecho, espalda y abdomen. Que delicia. Las piernas se le relajaban también. En eso pensaba que era la segunda vez que había hecho aquello con su amigo... a su mente venían imágenes del acto: Yuuji besándolo, Yuuji sudado, Yuuji de espaldas, Yuuji suplicando por más...

¡Ah! ¡Maldición!, no podía pensar en Itadori sin sentir que se acaloraba.

—¿Puedo entrar? — era Yuuji —, también me quiero duchar.

—Ya me estoy duchando yo.

—Jaja, vamos, no es que todos los días pueda estar contigo en la ducha...

—Bueno.

Se hizo a un lado para que el otro entrase en el agua, lo observó detalladamente. Desde que se conocieron había cambiado su cuerpo, estaba más definido... bueno, lo que en realidad pensaba es que estaba buenísimo. Yuuji cogió una esponja, la enjabonó y le dijo:

—Déjame lavarte el pecho.

Megumi se quedó quieto mientras su amado le pasaba la esponja por el cuello y la clavícula, los ojos miel del pelirosa se encontraron con los azules oscuros de Fushiguro. Sin apartar la mirada, bajó la esponja hasta el pecho.

—¿Estás bien? —, le preguntó con voz muy bajita. Megumi asiente. La esponja baja hasta el abdomen. El pelinegro se agita.

—Disculpa si te desperté, quería relajarme con agua caliente.

—No pasa nada—le da un suave beso en los labios—, me desperté porque tenía hambre. ¿Te das la vuelta?

Ahora le pasaba la esponja por la espalda, "bueno eso se siente muy relajante", pensó.

—Tu cuerpo es muy hermoso—, le dijo Yuuji al oído mientras lo tomaba por la cintura. Megumi sintió entre sus glúteos al pelirosa que además le recorría el cuello con la nariz y los labios—vamos a la cama.

Entre besitos y caricias salieron de la ducha. Se besaban muy apasionadamente, casi no había tiempo para respirar. Yuuji, estando abajo, apretaba fuerte las caderas de su amante. Esto le dolía un poco a Megumi pero le gustaba demasiado como para pedir que no lo hiciera. Donde Yuuji iba apretando, la piel se iba poniendo caliente y cosquilleaba. Pero Itadori no era el único que estaba salvaje, porque el pelinegro le besaba con tanta fuerza que al otro ya le dolían los labios.

—Dame saliva—le dijo Yuji mientras le introducía los dedos índice y medio en la boca. Megumi se los humedeció con la lengua—, esto es para ti, mi amor.


Nido de amor - Itafushi 💖Donde viven las historias. Descúbrelo ahora