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❝Grabando mi nombre en tu piel❞







Dos días es el tiempo que han estado viajando, con el parloteo constante de el beta, Juani, descubrió más tarde su nombre. El segundo beta, el más alto que cada tanto no podía evitar responderle. Y el alfa, Vogrincic, que no deja de mirar su brújula y acariciar a los caballos cada vez que puede.

Cuarenta y ocho horas agotadoras con el constante parloteo del beta con rizos, el beta más alto intentando no reírse de las tonterías que dice y fallando miserablemente, y un Alfa ignorándolos.

Y Matías imaginando diversas maneras de apuñalarlos a todos, en especial a Vogrincic.

"Verás que tendrás un espectacular tiempo junto a nosotros, príncipe solecito, podremos compartir aposentos como si se tratara de un campamento de niños, hacer angelitos en la nieve..." El continúo parloteo del beta rizado comienza a darle migraña,  aunque Matías considera que es increíble que no se ha detenido a respirar correctamente en todo su monólogo.

"¿No se calla nunca?" Pregunta Matías mientras el otro sigue hablando a sus espaldas.

El de rizos negros revolea los ojos.

"Te doy lo que quieras si puedes callarlo."

Matías tararea.

"Dame mis dagas y verás como hago magia."

Blas parpadea y sonríe lentamente volteando a ver a Enzo.

"Me agrada. Quedémonos con él." Sonríe como si estuviera hablando de un nuevo amigo.

"Ese es el plan." Asegura el alfa con la vista al frente.

"Hogar dulce hogar." Murmura Juani con la vista también al frente, y entonces Matías se inclina para ver. Hacía unas horas que la temperatura había bajado considerablemente, dándole indicios de que estaban cada vez más cerca de su destino.

Cuando el omega se asoma para ver a su alrededor lo deja sin aliento, nunca había estado fuera de su Torre Dorada . Demasiado acostumbrado al clima cálido de su querido Valle Solar, extensos prados verdosos, a los pies del frondoso Bosque Luciérnaga.

La vista es completamente diferente.

Caminos empedrados se conectan por toda la ciudad, el Monte Nevado haciendo alarde de su nombre al estar cubierto de un manto blanco por todo el camino y flora del bosque que se acerca. Y en la cima, puede ver, la Fortaleza Lunar, recubierta de barrotes y estructuras de piedra enormes.

"Bienvenido a casa, Mitt hjerte.” Susurra el alfa y Matías hace acopio de toda su fuerza de voluntad para no voltear a verlo.

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ARVET. [Enzo Vogrincic & Matías Recalt]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora