MARTIN
Siguió mirando el paisaje por la ventana, con su playlist de The Kooks en aleatorio. Llevaba todo el trayecto así, y podría pasarse miles de horas más. Amaba la naturaleza, y observarla le parecía una de las mejores cosas que podía hacer, y tener a su banda favorita de fondo hacía que fuera mil veces mejor. Sus amigos solían bromear con que era muy bohemio.
Un pitido le avisó de que el tren había llegado a su destino. Guardó su móvil y sus cascos y bajó sus maletas del compartimento superior en el que las había guardado. Cuando al fin consiguió bajarlas, se puso su mochila a la espalda y agarró una maleta con cada mano, bajando del tren.
A pesar de que no había avisado a sus mejores amigas, Ruslana y Chiara, de que había adelantado su mudanza, se sintió un poco triste cuando vio que no había nadie para recibirle en la estación.
Intentó ignorar el sentimiento y centrarse en lo emocionado que estaba por empezar una nueva etapa de su vida. Acababa de dejar la casa de sus padres (y que había sido suya durante toda su infancia), para irse a vivir con sus mejores amigas en otra ciudad y empezar su primer año de Artes escénicas. Y después de haber terminado con su ex unos meses atrás, empezar de cero era justo lo que necesitaba.
No tardó mucho en encontrar un taxi que le llevase al piso de sus mejores amigas.
Movió su pierna arriba y abajo nerviosamente, rezando porque sus amigas no estuviesen en el piso. Afortunadamente, a pesar de que era muy temprano, sabía que Ruslana había ido a desayunar al bar en el que trabajaba su novio, Omar; y Chiara le había comentado que como era el primer día de clases quería llegar a primera hora a la universidad.
Cuando el taxi paró delante del edificio de pisos subió sus maletas hasta el tercer piso, lo que le llevó más tiempo del que le gustaría admitir.
Ya finalmente ante la puerta introdujo las llaves y se dirigió a la habitación que Ruslana y Chiara le habían enseñado por videollamada. Dejó sus maletas en el suelo, pensando que ya las desharía más tarde, y salió.
Paró en la cocina para hacerse un café y se lo tomó de un trago, pues aunque acababa de llegar a la ciudad no quería saltarse el primer día de clases.
Salió del piso rápidamente y comenzó a andar en dirección a la universidad. Era el primer día y no quería llegar tarde, así que iba con prisa.
Cuando por fin llegó, pidió indicaciones a una señora que estaba en el puesto de secretaria. Ésta le indicó dónde estaba su clase, y Martin se dirigió hacia donde le habían dicho mientras miraba atentamente a su alrededor para recordar el camino.
Estaba tan concentrado mirando a su alrededor que no se dio cuenta del chico que tenía delante hasta que se chocaron.
- Mira por dónde vas – le dijo el chico de malas maneras.
Martin frunció el ceño en su dirección, pero no pudo decir nada porque un grito le interrumpió.
- ¡Martin!
No le dio tiempo a girarse del todo antes de que tuviese a la chica pelirroja entre sus brazos, apretándole con fuerza.
Cuando Ruslana finalmente le soltó Martin miró a los lados, pero no había ni rastro del chico.
- ¿Qué haces aquí? – le preguntó su amiga, captando su atención de nuevo.- Se supone que no llegabas hasta la semana que viene.
- Pensé que podría daros una sorpresa – le contestó Martin.- Y no quería saltarme la primera semana de clases.
Martin miró a su amiga con una sonrisa, que la otra correspondió.
- ¡Qué bien! Me alegro de que estés aquí – le dijo Ruslana entusiasmada mientras le agarraba del brazo y le dirigía a su primera clase.- Venga, que vamos a llegar tarde.
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Dovios - Juantin
RomanceCuando Martin se muda a Zaragoza para vivir con sus dos mejores amigas, Ruslana y Chiara, y para empezar su primer año de Artes escénicas en la universidad, conocerá a mucha gente nueva, como Álvaro, Bea, Paul, y sobre todo, Juanjo.