JUANJO
Juanjo se despertó bastante entrada la mañana, por culpa del ruido que estaba haciendo Álvaro en alguna parte del piso.
Normalmente era bastante madrugador, no le gustaba quedarse durmiendo hasta tarde porque pensaba que era mucho mejor levantarse temprano y aprovechar el día. Sin embargo, el día anterior se había acostado muy tarde porque la quedada de la noche se alargó más de lo esperado.
Una vez que todo el grupo se hubo presentado, entraron juntos al bar. En principio iba a ser una quedada tranquila, para celebrar el inicio de curso, pero se acabaron descontrolando un poco con las bebidas.
Empezaron sentados en una mesa grande, hablando entre ellos, principalmente haciéndole preguntas al amigo de Ruslana y Chiara, Martin, ya que todos querían saber más sobre él.
Martin fue muy sociable y estuvo hablando animadamente con todo el mundo, aunque Juanjo notó que era más seco con el que con el resto.
Realmente no podía culparle, pues sabía que él no había sido especialmente agradable las primeras veces que habían hablado, pero no podía evitarlo, cada vez que veía al chico se ponía extrañamente nervioso y sacaba su lado más borde como mecanismo de defensa.
Aún así, eso no quitaba que el chico no le había caído muy bien. Sí, sabía que habían empezado con mal pie por su culpa, pero tampoco pensó que Martin se lo fuese a tomar tan personal, ni que fuese a devolverle el trato que había tenido con él.
Un grito más fuerte le sacó de sus pensamientos, y desgraciadamente también de la cama, pues por mucho que quería quedarse durmiendo tenía curiosidad por saber qué estaba pasando fuera.
Abrió la puerta de su habitación y asomó la cabeza con cuidado, no quería llevarse un cojinazo ni ninguna otra variante (sus amigos tenían formas muy extrañas de entretenerse).
Cuando vio que el pasillo estaba despejado y que los gritos venían de la habitación de Álvaro se dirigió a ésta, curioso.
- ¡Que no Bea que no está! - exclamó Álvaro claramente alterado, dando vueltas por su habitación, que estaba más desordenada de lo que Juanjo la había visto nunca.
- Mira bien, tiene que estar por aquí - respondió la chica removiendo un montón de ropa que había en la cama.
- ¿Se puede saber a qué vienen tantos gritos? - cuestionó Juanjo entonces, haciendo que sus dos amigos se giraran hacia él.
- Que Álvaro está siendo una reina del drama - le contestó Bea sonriente, al parecer disfrutando con la situación, cosa que Juanjo no entendió hasta más tarde.
- ¡No estoy exagerando, necesito esa camiseta! - dijo Álvaro aún dando vueltas por su habitación.
- ¿Qué camiseta? Álvaro, ¿te puedes explicar de una vez? - preguntó Juanjo frunciendo el ceño confundido. No entendía nada de lo que estaba pasando, aunque eso solía ser común con sus amigos, éstos no eran muy dados a hacer cosas normales.
- ¡Mi camiseta favorita, la necesito! - le respondió el chico, pasándose las manos por el pelo.
Juanjo se giró entonces a Bea, sabiendo que era poco probable que sacase nada en claro de Álvaro, con lo estresado que estaba.
Su amiga pareció entender su pregunta sin formular, porque al fin le dio contexto sobre la situación.
- Ha quedado con Paul y no encuentra la camiseta que le dijo que le gustaba - le contestó con una sonrisa pícara. Juanjo entendió entonces porque Bea se lo estaba pasando tan bien observando a Álvaro.
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Dovios - Juantin
RomanceCuando Martin se muda a Zaragoza para vivir con sus dos mejores amigas, Ruslana y Chiara, y para empezar su primer año de Artes escénicas en la universidad, conocerá a mucha gente nueva, como Álvaro, Bea, Paul, y sobre todo, Juanjo.