Capitulo 41

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Buenas...

Sé que he tardado en publicar, he estado concentrada en otras cosas, así que espero que les guste el capítulo, vamos entrando en la parte crucial de la historia.

Disculpa por la tardanza, gracias por seguir leyendo.


Los días pasaron junto con las sesiones de la pequeña Elizabeth. Donde las primeras visitas eran de convivencia y de pasatiempo con la doctora. Hasta a veces Kara escuchaba reír a su hija y eso le hacía sentir corrientes en el corazón. En todas las sesiones Imra acompañó a la ojiazul, en ningún momento la dejó sola con la doctora, pero sabían que no sería así en las demás sesiones.

Elizabeth había ido diez veces a su terapia, donde aprendía cosas buenas, como saber comunicar mejor sus inquietudes, y por supuesto, aceptarse tal cual como es.

Caitlin se encargó a la vez de elogiarla y de jugar juegos donde Elizabeth pudiera captar el mensaje y la enseñanza de que en este mundo, cada uno es especial, y que lastimosamente muchas veces las personas son crueles porque sí o por otros motivos que en el momento se desconoce.

Le hizo entender que cada persona tiene gustos diferentes y que eso hay que respetar, que nadie nos puede obligar a hacer algo que no queremos. Que en este mundo no todo es bueno ni todo es malo, y si alguna vez nos equivocamos, debemos aprender de nuestros errores y que cada fracaso debe ser motivo de cambiar y ser mejor.

Hasta que llegó el momento donde la doctora intuyó que su pequeña paciente ya estaba lista para entrar sola.

- Elizabeth.- Dijo la doctora poniéndose de cuclillas al ver que la ojiazul entrelazaba sus dedos con Imra.- ¿Me acompañas a mi consultorio por favor? Pero sin tu mamá.

La niña tragó saliva y ejerció más fuerza en el agarre.

- ¿Por qué? Ella no molesta, yo hago todo lo que me dices, no me distraigo con mi mamá.- Decía haciendo un puchero.

- Lo sé, y eso es excelente. Lo has hecho muy bien, pero tu madre solo estará detrás de la puerta aguardando por ti, ella no se irá.

La pequeña tenía el ceño fruncido y la respiración algo agitada, luego miró a Imra quien también se inclinó para poner sus manos sobre sus mejillas.

- Mi amor, estaré cerca tuyo, no pasa nada. Te prometo que no saldré de aquí.

Luego miró a su rubia madre quien asintió.

- Yo estaré con ella.- Le dijo la ojiazul.

Elizabeth lo pensó unos segundos más pero asintió con algo de duda sin embargo, sus madres no pudieron ocultar cada una su sonrisa de alivio.

- Despídete de ellas, ¿de acuerdo?

La ojiazul asintió y vio que la doctora la esperaba cerca de la puerta en el consultorio.

- ¿Por qué no quiere que entres?- Preguntó nuevamente la pequeña.

- Porque quizás quiere decirte cosas que solo te compete a ti y que yo no debo escuchar.

- Ey, todo estará bien.- Intervino Kara.- Solo quiere que confíes en ella, y te va demostrar que puedes hacerlo. No te lo pediría si la doctora no creyera que estás lista.

- ¿Pero si entro y me doy cuenta que no quiero estar lejos de mi mamá?

- Tu mamá estará conmigo, ella no se irá, y si no te gusta lo que la doctora te dice o hace, solo dilo. ¿De acuerdo?

Elizabeth hizo una mueca pero asintió. Alzó su dedo índice para unirlo con el de Kara despidiéndose así de ella, luego abrazó a Imra y después fue lentamente hacia la doctora quien le dedicó una sonrisa. La pequeña miró por última vez a sus madres quienes le dedicaban una mirada de apoyo, hasta que pudo entrar.

Contra Llamas 2ª ParteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora