Capítulo 9

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Artemisa estaba en medio del brunch cuando apareció una mujer vestida con un traje de negocios oscuro pero elegante, pantalones rectos, camisa abotonada blanca debajo de un jersey sin mangas y una americana oscura.


Llevaba el pelo rubio recogido en un apretado moño, habría resultado hermosa de no ser por su expresión seria, severa que no dejaba lugar a bromas parecía una versión dura de ejecutiva y sin escrúpulos mezclado con la Señorita Rottenmeier.

Llevaba el pelo rubio recogido en un apretado moño, habría resultado hermosa de no ser por su expresión seria, severa que no dejaba lugar a bromas parecía una versión dura de ejecutiva y sin escrúpulos mezclado con la Señorita Rottenmeier

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Debajo del brazo llevaba diversos papeles en una carpeta.


—Hola tía, primos ¿habéis visto a mi irresponsable padre?—


—No,lo siento sobrina debe de estar por hay holgazaneando o con alguna aventura—


Los ojos azules se estrecharon volviéndose fríos.


—Sigo sin entender como tú y ese inútil padre mío pueden ser gemelos tía Artemisa—


La diosa de la luna se paso una mano por su cabello, a veces ella misma se lo preguntaba aunque también se preguntaba como su gemelo y sobrina podrían ser padre he hija.


—Los destinos son a veces inexplicables Kate—


La mujer asintió y con un seco y formal saludo se fue de allí en busca del idiota dios del sol.


Catherine era muy responsable, trabajadora, cuadriculada, seria, estricta y severa, como era de esperar eran como el fuego y la yesca ella y su padre. En ese momento la diosa de la luna casi sentía compasión con su gemelo pero el se lo busco.


Apolo estaba en un jacuzzi mientras las musas cantaban, relajándose, si paz, diversión y...


¡¡¡BUM!!!


Toda la paz se fue con la puerta abriéndose de golpe, las musas detuvieron su música mirando a quien se atreviera a perturbarlos pero en cuanto vieron de quién se trataba se fueron en estampida dejando a su amo desconcertado.


—¿Eh chicas que pasa? ¿porque os vais así de repente?—


De repente sintió un tirón en su oreja derecha levantándolo bruscamente del jacuzzi, furioso iba a fulminar a quien se atreviera a semejante insensatez pero cuando vio unos ojos azules idénticos a los suyos, pero mucho más serios y feroces, palideció.


—Ka...Katie mi pequeña ¿que haces aquí?—dijo tartamudeando, si había algo que temía más que a su gemela y padre era a su hija.


—Vengo porque de nuevo has eludido de nuevo tus responsabilidades padre además sabes que odio que me llames así soy Kate o Catherine—


Dicho eso lo soltó sobre el suelo y le puso los papeles al lado.


—Tienes una reunión con los dioses de la medicina en una hora, luego encargarte de una plaga que esta emergiendo en la parte meridional de America del sur sin mencionar que en poco deberás ocuparte de conducir el carro del sol, no pienso hacerlo yo de nuevo—


Apolo le hizo un puchero como un cachorrito con la esperanza de enternecer a su hija pero lejos de conseguirlo ella solo le lanzo su ropa frustrada por la inmadurez de su padre.


—¡Eres el dios del sol! Ademas de muchas otras cosas y un Olímpico siempre presumes de ello pues actúa como tu papel exige—


Se iba a ir pero recordó algo y se volvió con una mirada aburrida y seria estremeciendo al dios preguntándose que había echo mal ahora.


—Ah y en unos días tienes uno de esos conciertos tuyos pero eso no lo olvidaras seguro—sin más se fue dejando anonadado a su padre.


Catherine a diferencia de su padre nunca mostró interés o talento para la música y las artes considerándolas estupideces y le frustraba que Apolo perdiera su valioso tiempo en diversiones y en eso. La mayoría del tiempo le dejaba sus trabajos a Kate incluido el manejo del carro, los caballos que llevaban el carro conocidos por su ferocidad y no llevaron bien que una desconocida los condujera. Pero enmudecieron y se volvieron sumisos después de ver el aura mucho más imponente , seria y autoritaria de Kate, más incluso que la de Apolo.


—Se que no os gusta y a mi tampoco pero os tendréis que aguantar por culpa de vuestro irresponsable amo que no quiere trabajar así que no nos queda más remedio ¿¡entendido!?—dijo con voz de hierro no dando lugar a quejas ni discusiones.


Los caballos asintieron vigorosamente y se dejaron poner las riendas deforma modosita luego Kate respiro hondo y se calmó, recordó lo sucedido con Faeton e Ícaro ambos cometieron errores fatales que condujo a sus muertes. Peor aún en el caso de Faeton quemo una gran parte de la superficie de la tierra al confiarse demasiado al conducir el carro del sol.


Pero eso no ocurriría con Kate no en su horario ella no sería una estúpida confiada y arrogante como esos dos, mantendría la guardia todo el tiempo con ese pensamiento alzo el vuelo.


Para ser su primer viaje en el carro fue muy bien, manejaba las riendas a la perfección y el viaje fue tranquilo su tía Artemisa estaba incrédula, su hermano nunca llegaba a la hora de conducir el sol en marcha pero cuando descubrió a su sobrina se asombró aun más y se sintió orgullosa al ver que era su primer viaje, incluso su hermano tubo problemas al principio.


Muchas deidades menores de la luz y el sol incluso Zeus estaban impresionados y le sugerían de forma discreta que ocupara el lugar de su padre en el carro del sol los caballos la aceptaban como dueña algo que no todos podían pero ella se negó.


—Ni siquiera soy una deidad no es mi función pero haré que el disfuncional de mi padre madure de una buena vez y asuma sus deberes—


Estaba decidida aunque los otros no se lo creyeran mucho conociendo el carácter de Apolo.



Los Opuestos (Desconocidos)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora