Gaia furiosa por la derrota de sus hijos los gigantes por segunda vez, decide esta vez crear a otro nuevo conjunto de nuevos opuestos, una nueva raza, para los Olímpicos pero esta vez con la ayuda de la ciencia y un dios egipcio de la sabiduría. ¿Po...
Se formó un tremendo follón con lo sucedido en la ceremonia y Yurem los dioses estaban incrédulos para ellos que un dios masculino tomara los votos hacía que sus ojos prácticamente saliera de sus órbitas de incredulidad pero era cierto.
La más incrédula naturalmente era Afrodita se puso tan furiosa que incluso Zeus estaba asustado, tuvieron que agarrarla para evitar que se abalanzara sobre las diosas vírgenes Fobos, Deimos y Eros intentaban calmar a su madre al mismo tiempo que reprochaban a su hermano.
—Yurem ¿¡estás loco!? Ahora no habrá vuelta atrás—
Pero eso al otro le traía sin cuidado, toda su vida sintió que no encajaba con su madre y hermanos, la diosa misma intento emparejarlo con mujeres, hombres, centauros, dioses, etc.
Pero Yurem jamás sintió en absoluto nada de eso y sintió que las piezas encajaban cuando vio a las tres diosas en una de sus reuniones y vio un folleto de invitación para tomar los votos de doncellez eterna, aún recuerda lo sorprendidas que estaban.
Flashback
—¿Que tu qué?—Artemisa creyó no haber oído bien.
Atenea estaba igual, analizaba con sus ojos grises al agnostos, vio la determinación y sinceridad en el y su postura y respiración mostraban que no mentía en absoluto.
Hestia en cambio le sonrió, como diosa de la familia sospechaba de esto además de que Yurem le confiaba sus inquietudes y no fue una sorpresa para ella.
—Os lo digo en serio no quiero acabar como todos, cegados por deseos ciegos y lujuria como mis hermanos y Afrodita, sobre todo Valentine, no te ofendas Artemisa—se estremeció al recordar a su lujurioso hermano.
—No me ofendes te entiendo bien—La diosa respiró hondo con cansancio recordando a su propio hermano libertino y su hijo que gracias a él tenia un gran cantidad de nietos.
—Puedo entenderlo Yurem tu al igual que tus hermanos fuisteis creados así para ser opuestos literales a nosotros al ser lo opuesto a Afrodita es normal—dijo Atenea.
Los cuatro quedaron en silencio ordenando sus pensamientos, sabían las implicaciones de todo esto, la ceremonia era en extremo peligrosa pero si Yurem quería que lo tomaran en serio y vieran que no se andaba con tonterías debía hacerlo.
Por otro lado estaba la ira de la diosa del amor que descendería sobre él pero se encargaría de eso.
Findel Flashback
En resumen la diosa había desterrado a Yurem de su palacio, templos y la cabaña del campamento y cualquier lugar relacionado con ella. Tuvieron una fuerte discusión y al final terminó con un furioso Yurem abandonando el palacio con sus cosas y la diosa luego encerrándose en sus aposentos llorando.
Todo esto mientras era visto con deleite oscuro un agnostos sonriente quien para añadir más leña al fuego hizo que todo el Olimpo escuchara la discusión de madre e hijo.
El hombre no era otro que Ate quien con disfrute sádico observaba el sufrimiento de la diosa del amor y su hermano, el hombre tenia el pelo tan negro como el Érebo cubierto con una capucha oscura, la piel mortalmente pálida con marcas extrañas en su rostro y lo más inquietante eran sus ojos, dos pozos de oscuridad que te traían frío y horror.
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—Ate ¿otra vez?—sonó una voz cargada de decepción.
Hestia miró a su hijo, descarriado, triste el otro sólo se volvió a su madre con una fría sonrisa que no mostraba el menor afecto alguno.
—Hola madre, solo es un poco de drama familiar, nunca viene mal ¿no?—
Ate era el nombre que él mismo había escogido para él mismo, venía de una diosa de la desgracia y fatalidad, las acciones irreflexivas sobre todo del orgullo y sus consecuencias. La verdad es que le venía como anillo al dedo Ate le encantaba causar ruina y desesperación a sus enemigos y aliados, sobre todo a su familia.
Mientras que Hestia era el hogar cálido y la diosa más amable y pacífica del Olimpo Ate era retorcido, frío, sádico y hasta trastornado, empeñado en destruir los dominios de su madre y la familia.
Solamente colaboró en la guerra contra Gaia porque no quería ser uno de los patéticos títeres de la primordial como los titanes y gigantes. Apenas tenía trato con sus otros hermanos agnostos y ni mencionar con los olímpicos.
—No puedes hacer esto Ate son cosas privadas ¿porque te empeñas en hacer esto a la familia?—
Al oír esto Ate se rió para aparecer justo ante su madre mirándola frío y con odio.
—Sé honesta contigo misma madre ¿¡crees que esto es una familia!? Traiciones, matanzas, engaños, humillaciones y no he terminado. Jamás hemos sido familia, ni nosotros, ni vosotros los Olímpicos siempre peleándoos entre vosotros como Hera esa pobre ingenua que cree en las familias perfectas cuando algo así no existe al igual que nunca una familia aquí. Sólo sois un grupo de inmortales unidos por conveniencia—
—No es cierto hijo a pesar de nuestras diferencias nos hemos mantenido unidos y más allá de todo lo somos y nos amamos—
—Eres ingenua madre, jamás lo fuisteis esta familia se arruinó desde el momento en que Urano decidió actuar así con sus hijos y esposa y a continuado por generaciones, es solo cuestión de tiempo que todo esto se desmorone y te lo demuestre—
Se fue dejando un rastro de humo y cenizas apagadas.
