Era un hermoso día

164 17 1
                                    

— ¡TE DIJE QUE NO!—  el puño de la mujer se clavó en dónde se encuentra la caja torácica, el hombre conoció el dolor físico por primera vez.

Éste, al no soportar el rechazo de "su mujer" se tornó violento, él también arremetió contra el hermoso rostro de la perfectamente creada, su nariz comenzó a sangrar, pero ella no se quejó, dejó lucir una radiante sonrisa y el hombre también conoció el miedo por primera vez.
Ella se abalanzó sobre él, sus afiladas uñas rasgaron la piel del pecho y cuello de "su esposo", mordió de una manera animal, luchando por su dignidad y su libertad.
Él pudo controlar los golpes, mordidas, arañazos y lanzarla contra un árbol.

Exhausta, recuperaba el aire poco a poco, pues el golpe contra el árbol la dejó sin poder respirar.

— Eres mía, ni siquiera te perteneces a tí misma, fuiste creada para obedecerme, servirme y satisfacerme— la tomó del cabello y la tumbó en el suelo, pateó su pierna izquierda para descubrir su vulva— Voy a hacer la voluntad de Dios, estás hecha para tener mis hijos, nada más— La hermosa mujer sangraba, dolía y temblaba, más no temía, su corazón ardía en rabia y sed de destrucción, sin embargo el cobarde hombre era físicamente más fuerte.

Se hincó sobre la chica, ella luchaba con toda su alma aunque su fuerza y energía eran ya escasas, el ser con un pedazo de carne dura entre las piernas le dió un último puñetazo que la dejó inconsciente.

Las manos del hombre pellizcaron los pezones de la primer creada, mordió sus muslos con deseo, pero no deseo sexual, sino deseo de dominar, tomó a la chica por la pierna y la giró para que quedara boca abajo y poder humillarla.

Unos ojos amarillos brillante que de no  haber sido la situación, los habría encontrado maravillosos, pero como el reptil estaba en posición de ataque, esos mismos ojos le inspiraron terror.

La mordida de la serpiente fue a dar directo a los ojos del violador, no una sino 3 veces, con destreza y maestría tomó cuidadosamente a la chica del brazo, ya no era una serpiente, era una entidad sobrenatural con forma de hombre, desplegó sus alas y se la llevó cuidadosamente entre sus brazos.




Inmortal Donde viven las historias. Descúbrelo ahora