Aquella niña, siempre era la misma. Con aquel pelo rizado castaño y su sonrisa inocente. Sostenía un osito de peluche, Snowy lo hacía llamar, por su intrépido pelaje blanco. Llevaba un vestido azul claro el cuál le llegaba hasta los tobillos.
Corría por las calles alejándose poco a poco del pueblo. No sabía exactamente hacia dónde se dirigía solo sabía que debía ir a ese bosque.
Cuando se adentro en él, una mujer de cabello platino la estaba esperando, le parecía increíble como su pelo le rozaba los tobillos y estaba tan perfectamente cuidado. Tenía los ojos morados, cómo si fuese lavanda.
La niña se detuvo frente a ella y sonrió de inmediato aunque ésta se desvaneciera al segundo.
— La gente del pueblo dice que eres una bruja, que eres peligrosa.
Ella se acercó y sostuvo la mejilla de la niña.
— No temas, pequeña. No todos entienden la magia. ¿Qué te trae a este bosque?
La niña, con sus ojos llenos de curiosidad, respondió:
— Snowy me dijo que aquí encontraría respuestas a mis sueños.
— ¿Qué clase de sueños?
— Visiones extrañas, soldados muriendo, sangre...— la niña tomó una pausa. — Me dan miedo.
La mujer se quedó callada, a continuación soltó una pequeña risa, la cual daba miedo e hizo a la niña retroceder.
— Alexander tenía razón.
— ¿Qué?
— Un gran poder para un cuerpo tan pequeño.— tras esa frase bastó con un simple golpecito en la frente como para hacer que la niña perdiera el conocimiento cayendo derribada al suelo.
— ¡No!— Grité exhausta incorporándome en mi cama.
De nuevo esa pesadilla...
— Dios mío ¿estás bien Blair?— preguntó Sienna a mí lado preocupada.
— Ah sí...sólo fue una pesadilla.
La puerta se abrió de golpe, Aiden y Mason entraron aceleradamente preocupados.
— Hemos oído un grito ¿Todo bien?— preguntó el pelirrojo asustado.
— No te preocupes, fue solo que Blair tuvo una pesadilla — comentó Sienna lo cual hizo que ambos chicos se relajaran.
— ¿Puedes dejar de pegar sustos?— preguntó Mason en un tono borde.
Oh, no me digas que se ha preocupado.
Sí se preocupó.
Qué asco.
Qué mono. O bueno no, mejor no.
De repente me entraron náuseas y me abrí paso entre ellos rápidamente. Corrí a lo largo del pasillo hasta llegar frente a la puerta del baño, agarrándome al marco de la puerta, me abalancé hacia el váter. Me quité la mano de la boca y vomité toda la cena de anoche.
Sí sigo así todas las noches voy a acabar en los huesos...
Aquellas pesadillas se sienten tan reales que me llegan a poner los pelos de punta.
Me levanté y me posicioné frente al lavamanos. Limpié mi cara, el agua estaba congelada, pero era lo suficientemente fría como para hacerme espabilar. Al alzar mi mirada al espejo, una mujer de cabello plateado me acechó, yo reaccioné rápidamente dándome la vuelta y desapareció. No quedaba ni rastro de ella.
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Lazos y Espinas | Bilogía desaparecidos
Science FictionCada vez que me miraban, la mayoría solía sentir repugnancia, otros inquietud y otros miedo. Los lazos de sangre que me unían a mi familia eran irrelevantes. Los Van Ewen, aparte de destacar por su elegancia y dinero, ocultaban algo. Todo aquel que...