ᴄᴀᴘɪᴛᴜʟᴏ 5

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𝑳𝒂 𝒔𝒂𝒍𝒂 𝒄𝒐𝒎𝒖́𝒏...


La joven albina caminaba en silencio tras la profesora McGonnald, adentrándose en los recovecos del castillo de Hogwarts. Juntos recorrieron varios pasillos, acercándose a la majestuosa torre de astronomía, hasta que llegaron a un cuadro que mostraba un pequeño castillo rojo. La profesora le indicó a la niña que ella debía conocer la contraseña, para luego retirarse y dejarla sola frente al misterioso acceso.

Con tan solo doce años, a la joven albina solo se le ocurrió pronunciar una frase que su padre solía repetirle: "Es nuestro destino". Al decir estas palabras, la pared se abrió, revelando una imponente puerta gris que la niña atravesó con determinación. Del otro lado, se encontró con lo que parecía ser un castillo entero, una amplia habitación que parecía diseñada exclusivamente para ella.

Emocionada, la niña exploró cada rincón de su nueva sala común, maravillándose con cada detalle. La niña se acercó a todo, tocó las paredes, el piso y apreció absolutamente todo lo de su nueva sala común, todo era para ella, todo parecía destinado para su disfrute exclusivo, y decidió invitar a sus amigos sin que ellos lo supieran. A pesar de sus dudas sobre cómo reaccionarían al descubrir su linaje familiar, decidió seguir adelante con su plan.

La noche ya había caído sobre Hogwarts, y los estudiantes debían estar en sus dormitorios. Pero Visenya rápidamente se escabulló de su dormitorio, llevando una vela para iluminar su camino y se dirigió a la sala común de Slytherin, donde sus amigos estaban estudiando, relajándose o durmiendo y después de ver que seguían despiertos con un gesto misterioso, les llamó la atención y les pidió que la siguieran. "Vengan conmigo", dijo en voz baja. "Pero debemos ser discretos, no queremos que nos descubran los prefectos".

Los niños se miraron entre sí, intrigados, y se levantaron para seguir a Visenya. Caminaron en silencio por los pasillos oscuros, hasta llegar a la habitación de Visenya. Una vez dentro, los niños exploraron cada rincón, admirando la decoración roja y los objetos mágicos que adornaban las estanterías, los niños se sintieron libres y emocionados, se sentaron en el suelo, rodeados de cojines y mantas. Draco sacó un juego de cartas mágicas, y comenzaron a jugar en silencio, riendo y susurrando

De repente, alguien lanzó una almohada, y los demás se unieron al juego. La habitación se llenó de risas y gritos, mientras los niños se lanzaban almohadas unos a otros. Visenya se unió al juego, riendo y esquivando las almohadas.

Pero cuando el reloj de la torre empezó a sonar, anunciando el amanecer, Visenya se detuvo y les pidió a los demás que se calmaran. "Es hora de irse", dijo. "No queremos que nos descubran".

Los niños se despidieron y empezaron a salir de la habitación, aún riendo y susurrando. Visenya los vio partir, sonriendo, y luego se retiró a su cama, exhausta pero feliz. Había sido una noche emocionante, y sabía que sus amigos siempre recordarán la noche en que se habían divertido en su habitación secreta.  


A la mañana siguiente, al despertarse un poco tarde para desayunar, notó murmullos a su alrededor y sintió las miradas inquisitivas posadas sobre ella. Sus ojos multicolores brillaban intensamente en un tono violeta ese día.

Mientras conversaba con los Ravenclaw en la mesa del desayuno, Hermione Granger comenzó a insultarla desde la mesa de Gryffindor, cuestionando su linaje y conocimientos. En medio de la tensión creciente, Visenya apareció y enfrentó a Hermione. La situación escaló rápidamente hasta que la albina respondió con firmeza, desatando una confrontación que culminó en un enfrentamiento mágico.

- De donde habrá salido esa, muchos apellidos, y si es falso y ella no es la heredera de nada? Saber tanto y tampoco sobre ella no me da confianza.

- Creo que deberías guardar mejor tus palabras Sangre sucia -dijo Visenya apareciendo atrás de Hermione-

- Me insultas!? Tú eres más sangre sucia que yo, asquerosa Targaryen, me alegraría que fueras un monstruo como todos los de tu casa.

- No te he hecho nada para que me insultes de esa manera rubia teñida, simplemente llegué a estudiar aquí, nada más y no vuelvas a insultar a mi familia.

- Ni siquiera sabes abiertamente quién es tu madre -solto la albina con rabia, la rubia estaba celosa de que la albina recibiera más atención que ella-

- Repitelo! -grito la albina-

- Que no siquiera sabes quién es tu...

La rubia no termino de hablar porque recibió una cachetada por parte de la albina.

- Dracarys -dijo la albina y su pequeño dragón quemó el cabello de la rubia-
Ahora si puedes llamarme monstruo con razones querida. -dijo y salió del comedor rumbo hacia su habitación.

Todo Hogwarts se alteró ante esa discusión entre las niñas, la reacción de la albina dejó atónitos a todos en Hogwarts y generó un revuelo entre los estudiantes y el personal del colegio. Mientras algunos admiraban su valentía, otros temían sus habilidades.
Algunos de los comentarios decían que había que cuidarse de la albina, algunos otros eran de admiración por poner en su lugar a Hermione, otros decían que todo se podía solucionar sin necesidad de hacer daño, Dumbledore se sintió feliz pues la podía usar a su favor igual que a Harry Potter, hacer que mueran y salvarse a él mismo después de todo pero debía cuidar apariencias y decidió castigarla dejándola sin asistir a clases durante dos días.

Mientras tanto, la relación entre la albina y Draco Malfoy continuaba creciendo mientras buscaban consuelo mutuo en medio de las dificultades. A pesar de su corta edad, entre ellos empezaba a florecer un vínculo especial e inquebrantable.

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Publicado el 14 de Marzo del 2024.

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𝙄𝙈𝙋𝙀𝙏𝙐́ 𝘿𝙀 𝘿𝙍𝘼𝙂𝙊́𝙉  • 𝐇𝐎𝐃𝐓 X 𝐇𝐚𝐫𝐫𝐲 𝐏𝐨𝐭𝐭𝐞𝐫 𝐖𝐨𝐫𝐝.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora