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La corbata en el cuello de Jungwon era acomodada por quinta vez antes de salir de casa, recibió un beso en la mejilla de parte de Eun byeol antes de salir, así que sentía toda la suerte de su lado.






Tomó varios autobuses para poder llegar a las oficinas, había escuchado varias veces hablar de lo grande que era pero al fin estaba comprando con sus propios ojos que aquellos rumores eran reales.



El edificio era muy moderno y minimalista al mismo tiempo, destacaban dos colores principalmente, gris oxford y blanco, en su opinión lucia muy triste el lugar, le faltaba color.




Incluso las pinturas pegadas en los pasillos eran totalmente neutras, le causaba un dolor de cabeza no ver una gota de color dentro, el mismo podría llamarse loco, pero incluso los trabajadores vestían tan...triste.




Ni siquiera su pelo resaltaba con un color que no fuera, negro, castaño o rubio, que vida tan triste llevaban dentro.


Juraba que el único color dentro era su corbata roja.




Dejo de observar todo a su alrededor para dirigirse al mostrador de la primera planta.




— Buen día, vengo a la entrevista —  Los ojos de la recepcionista se posaron en él, incluso se veía el brillo apagado en la mirada de la pobre chica.






— En el último piso — Frente al pelinegro se poso una etiqueta con el número 045 en ella, la tomó ofreciéndole una sonrisa que fue ignorada.




Camino al ascensor pego la etiqueta en su pecho, justo en el lado derecho, al entrar apretó la botón del último piso, sintió un suave movimiento indicando que estaba subiendo; cuando este se detuvo abrió sus puertas mostrando un pasillo aún más triste que el de el primer piso, suspiró con tristeza, la misma decoración lo hacía sentir triste.




Sus pasos fueron suaves hasta llegar a la pequeña sala que estaba en el lugar, pudo ver al rededor varios escritorios con trabajadores en ellos, tecleando muchas cosas que no alcazaba a distinguir. Desvio su vista a su primer objetivo, sentarse con los demás solicitantes.




— Buen día — la voz de Jungwon resonó en aquel triste silencio logrando que todos posaron su mirada en él, para segundos después ignorarlo. — No tenemos ánimos hoy verdad — susurro para si mismo antes de tomar asiento en una de las sillas desocupadas.





— Solicitante número uno, puede ir preparando sus documentos, en algunos minutos entraran — De una gran oficina salió una chica de cabello largo y castaño anunciando a todos los presentes —  ¡Ah! Y recuerden, las entrevistas son a ciegas así que no se pongan nerviosos — Les ofreció una sonrisa a todos antes de volver a entrar por la gran puerta.





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