Aquellos ojos conectan con los míos, parecen traspasar mi cuerpo, mi alma, todo mi ser. La figura de un hombre aparece en medio de la oscuridad, es alto, bastante varonil, me observa por un par de segundos desde donde se encuentra, me regala una sonrisa y luego desaparece en medio de la nada.
No conozco su nombre, no puedo seguirlo, nunca sé a dónde va. De donde ha venido, pero de algo si estoy segura.
Él me ha salvado de la muerte.
Despierto de golpe de la cama, las gotas de sudor bajan por mi rostro y mi cuello. Ha sucedido nuevamente y para mi desafortunada suerte se ha tratado una vez más de un sueño. Observo con detalle el reloj que se encuentra en la mesa de noche, las manecillas marcan cerca de las dos de la madrugada. Sé que no podré a retomar mi sueño, me será muy difícil volver a quedarme dormida. Necesito hacer algo para distraerme y dejar que las horas pasen, si con eso puedo volver a descansar.
Me levanto para hacer lo que mejor se me da en estos casos, escribir.
Escribiré sobre mi sueño, escribiré nuevamente sobre él, debo hacerlo o sé que no estaré tranquila hasta que lo haga.
Rebusco con cuidado en los cajones de mi escritorio, tomo entre mis manos mi libreta personal junto un bolígrafo y empiezo a escribir la escena que he visto en mis sueños, escribo sobre aquellos ojos claros profundos, sobre la increíble conexión que siento cada vez que lo veo, en como mi corazón late de saber que aunque sea en sueño lo he visto una vez más.
No dejo de sonreír. Parezco tonta
—¿De nuevo escribiendo en la madruga? —me reprende Brenda.
Salto en aquella silla de la impresión.
—¡Vaya susto que me has dado!
—No puedo creer que lo estés haciendo de nuevo —reclama mi amiga—. Esa obsesión tuya me preocupa.
Brenda es mi única amiga y mi compañera de apartamento, vivimos desde los dieciocho en aquel edificio y desde que le conté sobre mi guardián misterioso y salvador no ha dejado de repetirme que me falta un tornillo. Tal vez tenga razón, o amenos se la daría si no fuese porque yo Anneliese Moretti sé que ese hombre existe y no es producto de mi imaginación.
—No es una obsesión, así lo ves tú, así lo ven todos —respondo enojada.
Ella rueda los ojos.
—Es una obsesión y lo sabes, ni siquiera sabes si fue real lo que viste aquella vez.
—Fue real —replico—. ¡Ha sido lo más real que he podido ver!
Aprieto mis parpados al recordar aquel día. En ocasiones desearía olvidarlo.
—Sé que la muerte de tus padres en ese accidente fue algo muy traumático para ti, apenas eras una niña, estabas muy impactada por lo que había sucedido, pero esas cosas tienden a pasar cuando estas en shock, seguro de confundiste y creíste haberlo visto.
Niego.
—Sé lo que vi esa noche, pude verlo. Lo escuché hablarme, sentí sus brazos sacarme de los metales retorcidos del auto.
Ella guarda silencio.
—No me crees ¿verdad? Tú y todos piensan que estoy loca.
—No es eso —se defiende—. Es que..., ya este tema me preocupa, tienes dibujos de él, libros con él, paginas en que lo describes.
—Voy a encontrarlo Brenda.
—Anneliese no puedes obsesionarte en encontrar a un hombre que solo existe en los libros que escribes, ¡él no es real!
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Guardián Oscuro (Pausada)
RomanceAnneliese ha tenido solo un deseo en la vida, encontrar al hombre que la salvo años atrás de la muerte, su inspiración para describirlo en aquellas páginas que se niega a mostrarle a alguien, en el único de sus escritos que se reserva para ella mism...