2. Un nuevo hogar.

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Lisa llega a su mansión, las enormes puertas se abren cuando sus hombres ven los automóviles acercándose, manejo unos minutos más, tenia prácticamente un bosque  detrás del muro que resguardaba su mansión, amaba la naturaleza pero sobre todo, con todo el poder que tenía había comprado metros para construir mansiones, solo quería una mansión pero quería asegurarse que no se acercaran a la seguridad de su casa, estaciona su automóvil y los hombres comienzan a estacionarse también, amaba los lujos, su casa era un estilo tailandés con ventanales enormes y puertas en diseños de arcos, los techos altos y en forma de picos, le recordaban su hogar en un país extranjero.
Lisa baja primero de su automóvil.

-¿Celebraremos que terminamos con el legado de Sorn?- Pregunta uno de sus hombres.

-Si, celebren esta noche, pero John primero, muevan las armas, y desháganse de estos autos.- Lisa da la orden a uno de sus hombres de confianza.

-¿Usted no viene jefa?- Pregunta John.

-No John, aquí tengo un problema que arreglar primero.- Le responde Lisa viendo a la rubia.
-Vayan a trabajar, me avisas cuando quede arreglado el asunto.-Le dice la pelinegra esperando que los hombres se marcharan.

-Ya escucharon muchachos, andando.- Les dice John y los hombres comienzan a desaparecer tras los árboles y los altos muros.

-Andando.- Le dice Lisa a Rosé abriendo la puerta y pone los ojos en blanco al ver los brazos de la rubia extendidos hacia ella.
-Ni creas que te seguiré cargando.- Lisa molesta ve el puchero de Rosé.
-Debes estar bromeando.- Lisa rascaba con molestia su cabeza, toma a Rose en brazos, pero siente la calidez del rostro tibio de la rubia en su cuello, sentía una confortación, una que nunca había sentido con nadie.

-Hola Lili.- Saluda Jisoo, una de sus empleadas, más que una empleada la veía como una amiga.

-Hola Chu.-Responde Lisa tratando de evitar que vea a la rubia que llevaba en brazos.

-Hola.- Saluda Rosé efusivamente con la mano.

-¿Hola?- Responde Jisoo viéndola extrañada.

-Chu, la voy a llevar a su habitación.- Avisa Lisa casi corriendo con Rosé en brazos.

-¡Que divertido!- Festeja Rosé mientras Lisa a paso firme y largas zancadas llega a la habitación donde instalaría a Rosé.

-Aquí dormirás, ahí está el televisor, el minibar, y nos vemos luego.- Dice Lisa saliendo de la habitación.

-¡No, este cuarto no me gusta!- Se queja Rosé.

-Mira niña, te perdone la vida, te he cargado todo el puto día, y he tolerado tus berrinches molestos, así que por tu bien, quédate aquí en silencio.- Lisa azota la puerta, pero escucha el llanto de Rosé, con la mano en la cerradura se debatía entre entrar o no.

-No puedes dejarla llorando así Lili, ni tu eres tan cruel.- Dice Jisoo.
-Bueno, si eres así de cruel y más, pero de cualquier manera entra a consolar a esa niña.- Regaña la más baja, y escucha gruñir a Lisa.
-Y no me quieras asustar con el arma, que te conozco Manobal.- Advierte Jisoo.

-Bien, bien.- Lisa abre la puerta.
-Lo siento por hablarte así.- Le dice Lisa sentándose en el suelo y toma a Rosé en brazos.

-Fuiste muy mala y esta casa no me gusta.- Le responde Rosé abrazando a la pelinegra logrando ponerla tensa.

-¿Que, que no te gusta?- Pregunta Lisa moviéndose incomoda.

-El color de mi cuarto es feo, y la decoración es de una persona vieja y, y no hay juguetes.- Concluye Rosé.

-Bien, iremos a comprar juguetes, pero no te cargaré en la calle, y no irás vestida así.- Lisa daba las condiciones mientras Rosé la veía con tristeza.

-¿No te agrado?- Pregunta triste.

-Me agradas, pero debes comportarte.-Lisa busco un vestido rosa y unos tenis, era infantil, pero ella consideraba que parecería más una adolescente que una adulta loca.
-Ponte esto, y te llevaré en la espalda.- Le dice Lisa sonriendo.

-¿Me ayudas? -Pregunta Rosé.

-Si, si está bien.- Responde Lisa quitando la pijama, después le ayuda a colocarse el vestido y al final los tenis, cuando la viste comienza a peinarla dejando sus rubios ondulados sueltos y colocándole una diadema.
-Te ves muy linda.- Dice Lisa, la toma en brazos y baja a la cocina.

-Chu, quiero la habitación pintada de Rosa pastel, iremos a comprar unas cosas, oh, y que el secado sea rápido no quiero que huela a pintura toda la noche.

-Si claro Lili, yo me encargo nos vemos en la tarde.-Le dice Jisoo con tranquilidad, Lisa toma un abrigo  para cubrir la espalda de Rosé, el clima frío anunciaba que habría  lluvias.
Lisa sienta a Rosé y le coloca el cinturón, para luego subirse al auto y ponerse en marcha.
Lisa llega al centro comercial y baja del auto para luego tomar a Rosé de la mano, como si fuese una pequeña niña.

-Rosie, compraré todo lo que quieras, pero no harás berrinches, no llorarás, no te tirarás al suelo, y todos los juguetes, toda la ropa, todo lo que quieras, será tuyo.- Dice Lisa inclinándose un poco hablando a la altura de la rubia.
-¿De acuerdo?- Pregunta Lisa y Rosé asiente.
Entran a la juguetería y Lisa toma un carrito la rubia la ve esperando la suba.
-Si te subo, habra menos espacio para juguetes.- Advierte la pelinegra, que de inmediato convence a Rosé de ir a su lado.

-Quiero ese.- Dice Rosé señalando un juego de té.

-Tómalo, puedes tomar todo lo que quieras ya sabes la condición.- Advierte Lisa que también tomaba unos juguetes rosas.
Lisa veía como el carrito se llenaba y parecía no ser suficiente para la rubia, cuando el carro ya no tuvo más espacio decidió ir por otro aprovechando que la rubia estaba distraída cuando regresaba sintió su móvil vibrar insistente.

-¿Si?- Responde únicamente.

-Jefa ya nos encargamos de mover todo.- Le dice John emocionado sabiendo que dejaría ir a la mitad de los hombres.

-Bien, deja a unos cuidando, y envía otros a casa, pero ya sabes a qué hora tiene que volver.- Le dice Lisa con tono seco.

-Si jefa.-Responde el hombre y Lisa termina la llamada, cuando vuelve se sorprende al ver a Rosé llorando con notable miedo en su rostro.

-¿Rosie? ¿Todo bien?- Pregunta la pelingra viendo las grandes gotas de lágrimas brotar por el rostro de la rubia.

-Lisa.- Dice Rosé corriendo a sus brazos.

-Si soy yo.- Responde atrapándola en sus brazos y acariciando su espalda consolándola.

-Pensé, pensé que te habías ido.-Dice entre sollozos.

-Pero no lo hice, fui por otro carro para tus juguetes.- La intenta consolar la pelinegra, mientras las personas que pasaban las miraban extrañadas, miradas que de inmediato se desviaban al ver el rostro de Lisa.
-Vamos a terminar las compras aún falta ir por ropa y por lo que quieras para tu habitación.- Le dice Lisa depositándola suavemente en el suelo.
Lisa ya fastidiada camina a la caja a empezar a pagar para después ir al resto de las tiendas a comprar todo lo que Rosé quería.

Mi pequeña ardillita.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora