1. ¿Quien es esa chica?

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Lisa tenía muchos negocios, que solo eran una tapadera para el negocio que de verdad le importaba, el tráfico de armas, se había vuelto la más importante del negocio, era conocida en los bajo mundos como la princesa del crimen, ya que había heredado el negocio de su papá y que era aún más cruel y había logrado más que el.
Lisa estaba en una de sus mansiones, bebiendo una copa mientras fumaba, mientras escuchaba a sus empleados hablando de su competidora, la emergente Sorn conocida como "la tailandesa", una mafiosa que estaba logrando abarcar mas el "mercado".

-Señora, la tailandesa está entrando en nuestras zonas.- Dice uno de sus hombres.

-Hoy nos haremos cargo.- Dice Lisa solamente y los hombres asienten entendiendo y poniéndose en marcha.
Lisa se levanta de su silla apagando su puro y bebiendo el último trago de su vino, toma un arma y la guarda en su espalda, sale de la mansión y se sube en una de las camionetas blindadas, la pelinegra se paseaba por el país sin problemas, aún llamando la atención porque ni la policía se atrevía a intervenir ni meterse con ella.

-Hemos llegado.- le dice el conductor.

-Andando.- Esa única palabra que dio fue suficiente para que se abriera fuego, se abrían paso a su camino dejando a los enemigos tendidos en el suelo, Lisa veía sin remordimiento los cuerpos caídos que ocasionaba a su paso, la pelinegra no temía empezar una guerra, porque sabía que en ese lugar terminaría con Sorn y todos los que en algún momento se podrían querer levantarse en su contra, además de enviar un mensaje a todos, nadie se metía en los territorios de Lisa y vivía para contarlo.
Cuando llegan a la entrada de la mansión más hombres salieron a querer proteger, Lisa sonríe burlesca, tenían el valor para no retroceder, de no ser porque para ella la lealtad era lo más importante, les habría ofrecido cambiar de bando y unirse a ella.

Lisa se baja del automóvil, junto con los hombre que caminan a su alrededor protegiéndola, la pelinegra disparaba entraba a las habitaciones disparando sin piedad y sin distinción.

-Déjenme a Sorn.- Dice únicamente y los hombres asienten.

-Hay más gente aquí.- Avisa uno de los hombres.

-John, tu síguelos.-Ordena Lisa.

-Si Jefa.- Responde el hombre tuerto.

-Kim, tu conmigo.- Les dice y los hombres asienten.
-No dejen a nadie con vida.- Lisa sabía que el mensaje que dejaría seria claro, y quien se metía con ella no viviría para contarlo, suben las escaleras, disparando a todo al que se atravesara, dejando a su paso cuerpos inertes.
-Kim tu cubre ese lado, yo me encargo de este.- Dice Lisa abriendo puertas.
La pelinegra abre una de las puertas, sonríe al encontrarse a Sorn.

-Vaya, la famosa Princesa de las armas.- Sonrie burlona Sorn jugando con un arma.
-Ya me has quitado todo.- Continúa hablando lanzando el arma al aire.

-Si, no juegues con esa arma, te puedes disparar, y me quitarás el gusto de hacerlo.-Se burla la pelinegra.

-No, no, tú no lo harás, solo ten cuidado con la rubia, la niña de cuatro años es buena, pero la mujer de 27, será tu perdici.- Sorn estaba por terminar cuando Lisa dispara.

-Bla, bla, bla, por favor casi me matas de aburrimiento.- Dice Lisa saliendo la habitación, ahora ella jugaba con el arma.
Lisa llega al tercer piso ya estaba fastidiada de tantas habitaciones cruza una puerta rosa, le molesto el color, esperaba que no hubiese una niña ahí, pero quizás una niña pequeña no habría sido tan malo como lo que encontró tras esa puerta.

-Hola.- Saluda una jovencita con una voz infantil y temerosa.
-¿Tu, tu quien eres?-Pregunta una rubia viéndola fijamente.

-Yo soy Lisa, ¿y tu qué haces vestida así? ¿y quien eres?-Pregunta Lisa viéndola con sospecha, quizás tenía algún problema mental, que tuviera un biberón con leche chocolatada, y un chupete además de la pijama de ardilla.

-¿Yo? Yo soy Roseanne Park, pero me gusta que me digan Rosie, ¿Y Sorn?-Pregunta la rubia.

-Sorn ya no está.- Dice seca pero con una sonrisa burlona.

-Pero Sorn es mi cuidadora.- Le dice con lágrimas.

-No te preocupes, me encargaré de que tu sufrimiento pare.- Lisa jugaba con el arma, había estado disparando sin remordimiento, pero ese rostro, esa mirada, no debió haberla mirado a los ojos, eso era algo que no debió haber hecho.
Rosé camino directo a ella, a tropezones como una niña pequeña caminando, extiende sus brazos mientras Lisa la ve extrañada con una ceja enarcada.
-¿Que, que rayos haces?-Le pregunta de mal humor.

-Ya me canse, y, y ya no puedo caminar.-Responde Rosé.
Lisa se debatía entre dispararle o llevársela en brazos.

-Te perdonaré la vida y te llevaré conmigo, pero tu caminas.- Le advierte Lisa.

-No.- Responde con un tono infantil y dándole una patada en la espinilla.

-¡Estupida ardilla!- Le dice Lisa sobando su pierna.

-Estupida es una mala palabra.-Rosé responde levantando los brazos.
-¡Ahora, llévame!- Responde la rubia.

-Maldición.- Lisa molesta toma a Rosé en brazos, estaba en el tercer piso de una mansión afortunadamente Rosé era más baja y delgada.

-Maldición es una mala palabra.-Le regaña Rosé.

-Niña, la mitad de lo que digo son malas palabras ahora toma tu chupete y cállate la boca.- Le responde Lisa molesta poniéndole el chupete para callarla, solo pensaba en que llevaba a una mujer de veintitantos en brazos, cual bebé.

-¿Quedó alguien?- Pregunta Lisa.

-No señora.- Le dice uno de sus hombres.

-Dame las llaves, me llevo mi camioneta.- Ordena Lisa, el hombre obedece lanzándole las llaves y Lisa las atrapa en el aire, provocando la risita de Rosé.

-Otra vez, otra vez.- Dice Rosé quitándose el chupete y aplaude emocionada.

-Te dije que cerraras la boca.- Vuelve a regañar la pelinegra.
-Vámonos de esta mierda de lugar.-Les ordena a sus hombres que apresurados comienzan a subirse a las camionetas, a excepción de la suya.

-Yo, no puedo irme aquí, los niños no vamos en el asiento de enfrente.- Dice Rosé.

-Los niños gigantes que pueden ver sobre la ventana si pueden.- Le dice Lisa abrochando el cinturón de la rubia para luego subir del lado del conductor.
Lisa conduce con todas las camionetas blindadas tras ella, sonreía victoriosa al ver la mansión de Sorn hacerse cada vez mas pequeña.
Y su sonrisa se borra al recordar a la mujer disfrazada de bebé que llevaba a su lado.

-¿Y tu que?-Pregunta Lisa.

-¿Yo? -Dice Rosé señalándose.

-¿Porque te vistes así?-Pregunta Lisa mientras intercala la vista entre el camino y a la rubia a la vez.

-Porque tengo así de edad.- Dice Rosé mostrando cuatro dedos.

-¿Te golpeaste la cabeza o algo así?-Pregunta Lisa viéndola de reojo.

-No, yo estoy bien, ¿Y tu me vas a cuidar?- Pregunta Rosé.

-No, te perdone la vida, pero no seré tu niñera.- Advierte Lisa.

-A que si.- Dice Rosé bebiendo su biberón, Lisa fantaseó con dejar las ventanas manchadas con los sesos de la rubia, pero se sorprendió aún más de no haberlo hecho antes.

-A que no.-Gruñe la pelinegra.





🐥¡Espero les haya gustado este primer capítulo, no olviden apoyar dejando su estrellita al final de cada capitulo!🐿️

Mi pequeña ardillita.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora