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La idea principal se había borrado un poco después de que el tiempo siguiera pasando.

Las horas eran días, días en semanas. Dos meses habían pasado. Yuqi y Soyeon se comenzaron a ver más seguido, hablaban de sus pasiones y sus días. Mientras Yuqi contaba con alegría que se había aprendido una nueva canción, Soyeon estaba orgullosa de volverse algo más cercana a ella.

Parecía que se conocían hace mucho, pues lograban complementarse fácilmente.

Yuqi siguió tocando en el bar, Soyeon siguió siendo su mayor fan. Era como una rutina, Yuqi ya no temía cuando terminaba, pues ella sabía que recibiría el aplauso de Soyeon. Y eso era todo lo que le importaba.

Al tercer mes, Yuqi estaba en el estudio de Soyeon comiendo con ella. Ese se había vuelto su lugar, casi todas las tardes se reunían ahí para seguir con sus charlas.

- ¿Qué sucedió con la pintura? - preguntó después de tragar un poco de los fideos. Soyeon la miró.

- El arte lleva tiempo, Yuqi. Y no quiero pintar algo vago, quiero que sea real.

Yuqi pasó su lengua por sus labios en un acto para humedecerlos. Y eso llevó a que Soyeon la mirara.

Su boca. Sus labios, sus dientes, ese tono tan rosado que sonreía casi siempre. Soyeon había encontrado que esa era su parte favorita de Yuqi.

Era su parte favorita porque cuando cantaba, cuando reía y cuando contaba historias eso la enamoraba aún más.

- ¿Te has enamorado antes, Yuqi?

La chica levantó la vista de su plato, ni siquiera tuvo que pensarlo mucho.

- No, la verdad es que no.

Soyeon asintió.

- ¿Y tú?

- ¿Antes? No. - fue honesta. - ¿Ahora? Puede ser.

Yuqi sintió sus mejillas calientes cuando Soyeon se acercó a ella. La rubia acarició su mejilla tan lento que parecía tortura para ambas.

Soyeon sonrió por sentir la temperatura de su piel.

- No voy a morderte, Yuqi.

Casi compartían el aliento, tan cerca que respiraban el mismo aire.

- Entonces sólo bésame lento.

El primer contacto fue suave, sólo sintiendo a la otra en sus labios. Sólo un beso superficial. Soyeon quería cumplir su deseo.

El dulce contacto con sabor a fideos fue alargándose más y más porque ninguna quería salir de esa burbuja. Soyeon estaba enamorada, Yuqi comenzaba a estarlo.

Las manos no alcanzaban para tocarse lo suficiente y sus cuerpos se pegaron de un momento a otro. Parecía que era un reencuentro de almas, como sí todo estuviera planeado para que ellas se enamoraran.

Sus hilos rojos se habían enredado varias veces, pero ahí estaban ahora. Juntas. Sin espacio para arrepentirse o escapar. Aunque ninguna quería hacerlo en verdad.

Soyeon sonrió en el beso, haciendo que Yuqi también lo hiciera. Se separaron cuando el aire era necesario.

- No puedo creer que beses tan bien... ¿hay algo que no hagas tan hermoso? - Soyeon comenzó a acariciar su rostro una vez más.

- Tú no te quedas atrás.- contestó riendo. - Todo lo que eres me atrae, incluso sin haberte visto personalmente ya sabía que eras increíble.

- Sólo me bastó tu voz para saber que eres mi destino. Esa noche pude irme antes, pude no haber salido... pero estoy tan feliz de haber estado ahí, Woogie.

Yuqi sonrió, luego volvió por otro beso. Y otro más. Ella sólo quería sentirla enteramente, totalmente y plenamente.

Yuqi era feliz ahora.

Yuqi era feliz ahora

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