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Estaba sudada, la parte inferior de su cuerpo era cubierto por las sábanas, se mecía suavemente, de arriba hacia abajo, mientras suspiro tras suspiro y el rechinar de la cama inundaban su habitación, el cuerpo encima de ella se inclinó levemente, su Alfa, su Alfa estaba sobre ella, con su piel del color del trigo expuesta, sus orejas rojas, mientras es ella la que guía los suaves movimientos que seguían quebrando la voz de Adora.

más~ – fué una suplica desesperada, el aumento de la velocidad trajo consigo la incapacidad de controlar su voz, aumentando el volumen, su Alfa se aferró a ella, besando su cuello y dejando pequeños chupetones en su piel blanquecina, se sujetó a la espalda de la pelinegra y sentía como si cada lugar dónde sus cuerpos se rozaran estaba ardiendo, en especial bajo las sábanas, estaba cómoda, era agradable, era magnífico, nuevamente la pelinegra aumentó su ritmo, logrando destruir su imágen estoica.

Lo quería más rápido, más fuerte, más profundo.

¿Así debía ser?

Los Alfas estaban para complacer a sus Omegas, su Alfa se veía concentrada en cada una de sus expresiones mientras la hacía un desastre, asegurando su disfrute y a la vez disfrutando.

Su voz comenzó a trabarse, abrió su boca en busca de más aire y sus uñas rasgaron la piel en la espalda de la pelinegra, provocando un gruñido en ella.

Respiraba por la boca, intentando normalizar su respiración, lo sentía caliente, pegajoso y viscoso, pero cálido, y sobre todo, era lo que quería, por lo que estaba feliz.

Llevó su mano a través del brazo de la pelinegra, subiendo lentamente hasta su cuello y luego su rostro, limpió algunas gotas de sudor y sonrió, contenta con ella, aquellos hermosos ojos de diferentes colores parecían dilatarse y absorber la poca luz en esa habitación solo para verla, se inclinó más sobre la Omega, con sus narices acariciarse y sus labios a solo un movimiento, y escuchó el sonido divertido que produjo la Alfa encima de ella.

“¿Desesperada Adora?”

Abrió sus ojos en un sobresalto al sentarse de golpe sobre su cama.

La lluvia torrencial golpeaba con fuerza su ventana, el sonido de los truenos en el cielo y el frío de esa mañana quizás fueron la razón por la que tuvo aquel sueño, volvió a recostar su cuerpo y atrajo más las sábanas, tragó saliva al sentir su garganta un poco seca y volvió a cerrar sus ojos.

Aún no era momento de despertar, pero ella ya no tenía sueño.

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– Adora – Llamó su hermana, sin ser atendida – ¡Adora! – La rubia se giró para mirarla, las demás princesas la observaron preocupada, y solo en ese momento fué que recordó en donde estaba.

– Princesa Adora, ¿Se encuentra bien? – Preguntó tímidamente Scorpia, frunciendo su ceño triste.

– ¿Te está pasando algo? – La siguiente fué Frosta, quien tenía la misma expresión que Scorpia – Si te sientes mal, podemos dejar hasta acá la reunión para que vayas a descansar un poco.

Ambas Alfas percibían el aroma de Adora y la emoción más fuerte es este, cosa que las hacía preocupar.

– No, está bien, no hay necesidad de eso – Respondió la rubia, ordenando los papeles frente a ella y respirando profundo – Esta reunión tiene un objetivo diferente, espero presten atención mientras hablo – Dijo, las demás asintieron y se acomodaron en sus asientos para estar cómodas – Hace más de un mes, durante nuestros recorridos mensuales por algunos de los pueblos limítrofres de Luna brillante con los bosques susurrantes, nos encontramos con la problemática de que los pobladores se encontraban bajo amenazas de bestias fuera de control en los bosques, decidimos brindar protección y a su vez investigar sobre lo que ocurría, por lo que organicé un grupo de exploración que se adentró en los páramos, pero no contaba con que se iniciara un combate.

Cadenas 🖤 Catradora Donde viven las historias. Descúbrelo ahora