En las afueras de un parque, en una de las muchas bancas situadas al rededor de una fuente, una pareja de tortolos enamorados se acomodaba tiernamente juntos tomados de la mano, este dúo era de Urogi y su novio, Oliver.
Quienes se veían muy encaramelados el uno con el otro, nadie pensaría que por una simple razón comenzarían una pelea pasivo-agresiva.
Todo fue por una mera mención de ciertos momentos clave de su relación.
Oliver: Yo sentí mariposas en el estómago primero, ósea que me enamoré primero.
Urogi: Pero yo te pedí ser tu pareja primero
Oliver: ¡Yo te invité a una cita primero!
Urogi: ¡Yo te presenté a mi familia primero!
La cosa ya se estaba poniendo fuerte, porque llegaron a los gritos, nadie sabía si se estaban odiando o amando a su manera.
Abuelita espectadora X: Los jóvenes de hoy en día
Oliver: ¡Yo te di obsequios, primero!
Urogi: ¡Yo te dije "te amo", primero!
Oliver: ¡YO TE LO PROPUSE PRIMERO!
Urogi: PUES YO... espera, ¡¿QUÉ?!
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Oliver ya tenía incada una rodilla cuando dijo su última frase, mostrando entre sus manos un hermoso anillo de oro con grabado sobre este, gorriones.
Oliver con una sonrisa entremezclada en nerviosismo y alegría le dijo:
Oliver: Urogi Hantengu, eres el único al que deseo, quiero que me des la dicha gracia de pasar el reto de mi vida a tu lado, desde el primero momento que te vi supe que mi corazón y mi alma solo serían para ti, te amo, prometo hacerte feliz con todas mis fuerzas y te tratare como siempre has sido, mi mayor tesoro, entonces, ¿aceptarías casarte conmigo?
Urogi estaba rojo a no más poder y entre lágrimas de emoción respondió.
Urogi: Si, si, si, acepto
Feliz, Oliver colocó el anillo que sellaba su compromiso, y dándose un beso ambos podían soñar con un futuro feliz juntos.