―¡NO SE DONDE MÁS BUSCAR!―Gritaba la tía de Perú por el teléfono publico, había llamado a la madre de Perú al no encontrarlo en su habitación aquella mañana― ¡LO HE BUSCADO EN TODAS PARTES, NO SE A DONDE SE PUDO HABER IDO!
Mary, la tía de Perú estaba histérica, sus ojos estaban hinchados de tanto llorar. Aquella mañana había ido a despertar a Perú como de costumbre, quería desayunar junto a él pero al entrar en su habitación no lo vio por ningún lado, además de faltar Perú también faltaba un bolso, el único bolso de perú junto a algunas pertenencias como ropa y sus ahorros, rápidamente se dio cuenta que el se había fugado.
Ni siquiera se cambió el pijama cuando fue a recorrer la ciudad en su auto tratando de buscarlo, fue allí cuando frenó su auto frente a un teléfono público y llamó a la casa de los padres de perú, quizás él estaba allí o ellos sabrían dónde buscarlo.
Ellos con total indiferencia la atendieron, ni siquiera se preocuparon al enterarse que su hijo no estaba por ningún lado. Mary al escuchar su indiferencia se enojo y se desesperó aún más, Perú solo era un niño de 17 años que estaba en quien sabe donde, padeciendo hambre o frío tal vez.
―¡Te estoy diciendo que TU hijo desapareció! ¡¿Y a ti te da igual?!
― Hermana solo quiere llamar la atención, espera unas horas y vas a ver como vuelve, no tiene ningún lugar a donde ir.
―no puedo creer que tú seas su madre… ni siquiera lo conoces lo suficiente como para darte cuenta que el nunca volvería si uno no lo busca, ¿acaso no es suficiente prueba aquella vez que USTEDES lo echaron?, lo encontré casi muerto de frío ¡Y A USTEDES NO LES IMPORTA!... ―Hubo un momento de silencio de las dos partes, Mary recalculó y se dio cuenta que era casi inútil intentar razonar con ellos― ¿sabes qué? no los necesito a ustedes, llamaré a la policía para empezar su búsqueda, y cuando lo encuentre luchare por su custodia total porque está es prueba suficiente de que son unos padres de mierda, vete al carajo hermana mía― dijo Mary con furia para luego colgar la llamada.
Se quedó unos minutos en la cabina telefónica llorando, no sabía el porqué del escape de perú ¿que era lo que había hecho mal? ella lo había adoptado y lo había tratado como su hijo, trato de darle todo lo que ella no tuvo y consentirlo en todo, Perú era un chico tímido y callado y aún así Mary se interesó en conocerlo, nunca se imaginó que perú se sintiera infeliz en aquella casa… pensó que quizás se pudo haber esforzado más en conocerlo, o entender su mundo interno.
Luego de estar unos 5 minutos llorando se dirigió a su auto y manejó hasta la única estación de policía que había en ese pueblo, allí tenía a un viejo amigo que la podría ayudar.
Mary entró a la comisaría y se dirigió a la mesa de entrada.
―Hola, quiero denunciar una desaparición de un adolescente.
―Buenas tardes, en un segundo le tomó los datos ― dijo el policía detrás de una computadora, él estaba usando una nueva red social llamada Facebook.
―¡¿acaso no me está escuchando?! ¡Se desapareció un adolescente de 17 años! ¡haga algo!― grito Mary llamando la atención de todos los policías que se encontraban cerca.
― señora si usted se pone histérica no la vamos a poder ayudar, haga el favor de controlarse.
―¡¿cómo quiere que me controle si usted no es capaz de hacer su trabajo?!
―¿Marya?
Hacía mucho que Mary no escuchaba su nombre completo, solo alguien que la conocía bien podría saber ello. Era Damian, un viejo amigo de su juventud.
Luego de que Mary fuera echada de su casa y repudiada por su familia, ella se fue a vivir por un tiempo a la ciudad, luego de unos años volvió al pueblo, casi nadie la reconoció y ella lo prefería así. Damian no supo de ella en años, y tampoco supo el porqué desapareció de repente.
―Damian… necesito tu ayuda.
Damián la miró desconcertado, ¿era ella en verdad? ya no era aquella adolescente que recordaba, más bien parecía una madre, aunque seguía manteniendo su encanto y hermosura.
―C-claro, ven a mi oficina allí hablaremos.
Mary sabía que Damian era policía y nadie más que él podría ayudarla a encontrar a su querido sobrino.
Los dos se sentaron, uno frente al otro los separaba el escritorio.
―Han pasado años desde la última vez que te he visto…― dijo Damian.
― Lo se, tu ya te has convertido en todo un señor.
―¿”señor”? pero si estoy en la plenitud de mi juventud.
― Jaja― se rió tiernamente Mary tapando su sonrisa con su mano como acostumbraba hacerlo.
Damian la observó, en el fondo Mary seguía teniendo 19 años aunque en realidad fuera una treintañera.
Mary borró su sonrisa de su rostro, seguía afligida.
―Mi sobrino de 17 años desapareció esta mañana, el huyo de mi casa y no dejó ninguna pista de dónde pudo haber ido…
― ¿él vive contigo?
― lo echaron de su casa hace algunos meses y desde entonces se a quedado conmigo, es como mi hijo.
―osea que ya tiene un historial de irse de su casa, hay muchos casos de adolescentes que huyen de sus hogares, generalmente vuelven cuando ven que no pueden sobrevivir solos.
―¡no lo entiendes!... Perú no sería ese tipo de adolescentes que vuelven, el tiene traumas con el abandono, el prefiere abandonar primero antes que lo abandonen… el no volverá si no lo buscamos, ayuda a buscarlo.
―obvio que lo buscaremos Mary―dijo Damian agarrando la mano de su vieja amiga― no te preocupes que lo encontraremos, además no creo que se haya ido tan lejos.
Mary sonrió, por fin alguien le daba palabras esperanzadoras.
―¿tienes alguna pista o alguna idea de donde se pudo haber ido? no importa si te parece una idea tonta, aquí todo vale― Mary se quedó pensando unos segundos― ¿tu sobrino no tiene algún amigo o amigos que podamos interrogar? quizás ellos den alguna pista― damian saco una libreta y lapicera listo para anotar lo que dijera Mary.
―Perú no tiene amigos… pero la última vez que lo escuche hablar de alguien que no sea un personaje de algún libro fue del muchacho que conoció en la biblioteca, su nombre es Argentina.
Damian anotó en su libreta:
Pistas: Argentina, amigo/conocido de Perú.
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Entre Las Páginas, Argentina X Perú
Любовные романы¿Historia clásica de amor? no lo creo. Todo evoca a aquella biblioteca, todo comienza en aquel lugar, una parte de mi nunca pudo superarlo. No creo en el azar, pero si nuestro encuentro fuera casualidad, en ese caso conocerte fue la casualidad más...