Capítulo 3.

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Nos pasamos casi toda la noche hablando con argentina, en ese poco tiempo habíamos generado una confianza indescriptible.
Él sabía que yo era un inepto de la sociedad, él también lo era así que en ningún momento se sintió juzgado por mi, se pudo mostrar como el era y sabía que yo siendo tan nerd nunca lo rebajaría. Los dos éramos los excluidos, congeniabamos a la perfección.
Hablamos hasta altas horas de la noche hasta que mi tía nos obligó a que nos fuéramos a dormir, hice caso pero no le dirigí la palabra a mi tía, seguía enojado con ella, ella lo noto pero prefirió darme mi espacio.

Al bajar las escaleras pude ver a través de la puerta de vidrio del jardín como empezaba a nevar otra vez, me asomé por el vidrio y pude ver el cielo oscuro y gris, el viento se alzaba provocando danzas en los arboles que rodeaban la casa, por un momento temí que el roble del jardín cayera arriba de la casa y nos terminará aplastando.

me termine acostando a eso de las 3:20 de la madrugada, no estaba acostumbrado a dormir tan tarde pero no me arrepentía, hablar con argentina era enriquecedor, él era… un libro abierto, cada página te atrapaba, y digamos que es difícil hoy en día encontrar un buen libro que me haga adicto a él.
Me acosté en mi sofá-cama, todavía no me terminaba de acostumbrar a ello. Fue en ese momento cuando todas las luces de la casa estaban apagadas y todo estaba a oscuras cuando mi cabeza empezó a funcionar; empecé a cuestionarme el origen de argentina, quien era su padre y porque yo no lo conocía pero si mi tía. Para los que no viven en un pueblo les explico una regla general, en un pueblo todos se conocen, todos se conocen y hago hincapié en todos.
Era extraño no haber escuchado antes de la familia de argentina, o que alguien no haya hecho el mínimo nombramiento de ellos, aunque lo podía dejar pasar, para mi generación aquella regla general aplicaba a medias, comúnmente las generaciones anteriores como las de mi tía cumplían a raya aquella regla. Luego recordé la reacción de mi tía cuando hablamos del padre de Argentina, aquella que fue un tanto extraña. Estaba claro que conocía al padre de Argentina, pero al parecer por la reacción de mi tía debía ser un sujeto de aquellos que son “un caso aparte” como le suelen decir.
Otra vez me había hundido en el mundo que rodeaba a argentina, reaccioné al tiempo y apague mi cerebro para poder dormir, a ese paso terminaría durmiendo a las 6 de la mañana, pero sin dudas había muchas preguntas y pocas respuestas.
Al día siguiente me desperté más tarde de lo común, era lo esperado pero fue extraño que mi tía no me hubiera despertado como era de costumbre, supongo que me habría de dar espacio, yo seguía enfadado con ella.
Me prepare y me puse presentable no quería repetir lo de ayer y que la primera impresión de argentina sea de mi en pijama y con mi cabello desaliñado, acto seguido fui a ver como estaba argentina, el todavía estaba dormido, cerré la cortina de la ventana para que no le entrará la luz blanca de la mañana, pude ver como seguía nevando, nunca había dejado de nevar desde la noche. Argentina se veía un poco enfermo, aquello me preocupo, luego entrecerré la puerta de la habitación y deje que argentina descansará. Admito que me desilusioné un poco, era agradable por fin tener compañía en aquellas desoladoras mañanas de invierno.

Fui abajo y me preparé un café, en lo personal no es de mi agrado el mate cocido.

Los fines de semana eran deprimentes ya que la biblioteca estaba cerrada. Desde que dejé la escuela salía de la casa solo para ir a la biblioteca y me quedaba desde las 2 de la tarde hasta las 7 que era la hora en la que cerrábamos. Mi tía me puso a trabajar en su biblioteca apenas me mudé con ella. Ella no quería que pasara todos los días encerrado y solo en la casa, tenía miedo de que algo me ocurriera… No entraré en detalle en ello.
Como vivo de parásito en su casa acepte sin ninguna objeción, además no tenía otra cosa mejor que hacer. Hablamos un par de veces de estudiar en casa, pero todavía es muy temprano para comenzar de vuelta. Dejar la escuela fue un cambio abrupto para mi… pero sin dudas fue lo mejor.
Quiero decir, no está bueno dejar la escuela, pero en mi caso el sistema educativo no funcionaba conmigo, eso no me hacía menos inteligente que los demás.

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