Canciones: "Young and Beautiful" by Lana del Rey / "Hook and Line" by The Kills.
(En este cap porfin aparece jiwoong, promesita)
Matthew ha estado subiendo las escaleras de la torre, escalón por escalón, por lo que se siente como una eternidad. Con cada arrastre de los pies, el estómago se le hunde un poco más porque, ¿qué está haciendo? ¿Por qué ha venido?
Las únicas experiencias que Matthew ha tenido con este tipo fueron cuando: A) Injustamente tomó la que debería haber sido la bebida de Matthew en la tienda de té, y B) cuando vació el contenido de su estómago sobre él.
Y cuando lo mira de esa manera, la idea de siquiera haber considerando venir aquí parece ridícula.
Pero aquí está, vestido con sus mejores prendas (o más bien, las de Gunwook) y por fin llegó a la cima, nervios tintineando, puños metidos en los bolsillos. Se encontró con una vieja puerta de roble arqueada, estaba entreabierta, suaves rayos de luz solar se filtraban.
Y mierda. ¿Debería tocar la puerta? ¿Gritar? Es mucho más fácil con Gunwook donde sólo puede golpear la puerta y chillar su nombre hasta que el rubio lo note. No está acostumbrado a tratar con personas reales.
Sintiéndose muy inseguro acerca de todo en la vida, Matthew coloca sus manos contra la madera fría y se adentra.
Ante él se encuentra el apartamento más elaborado y ridículamente lujoso que jamás haya visto. Es al mismo tiempo antiguo y contemporáneo (que es algo Matthew nunca habría sido capaz de observar previamente, pero de alguna manera funciona) y es brillante, sofisticado y malditamente elegante.
Su propio piso es una vergüenza a comparación, y eso es algo que Matthew tiene problemas para terminar de digerir, para ser honestos.
Grandes y hermosas pinturas, de imágenes en carbón gris salpicadas de violetas, carmesíes, y esmeraldas esparcen la habitación, algunas en las paredes y otras pocas descansando en el suelo, apiladas una sobre la otra, a la espera de ser colgadas. Las estanterías llenas de innumerables libros cubren las paredes, sus elegantes lomos de cuero brillando bajo las sombras ambientales de iluminación de cristal, y salpicando las paredes se encuentran lo que parecen ser las primeras ediciones de libros de historietas, protegidos por un cristal grueso, colgados, con sus desgastadas páginas asentadas en silencio. Hay un brillante sistema de sonido y grandes ventanales de vidrio transparente, alfombras de ébano, decantadores de cristal, atriles y -¿es eso un maldito piano? ¿En serio? ¿Acaso es un requisito para ser rico?
Y en medio de la majestuosidad de su entorno, descansa una gigante y angosta mesa de madera, rectangular llena de fina vajilla y cestas rebosantes de frutas, quesos, botellas de vino y huevos. Y en el medio, vertiendo vino en cada vaso, está el chico de anoche con cejas gruesas y características tranquilas. En la esquina, un poco más allá, está el propio chico-vomito reclinado en una silla de gamuza, parece estar hecho a mano por un dios, fumando un cigarrillo con languidez.
Matthew sólo se queda parado ahí torpemente, en el interior de la habitación, sus anfitriones sin darse cuenta de presencia. Completamente inconsciente de lo que debe hacer, sólo llama a la puerta sin ceremonias, a pesar de ya haber entrado, y espera lo mejor. Como si fueran uno, ambos levantan la mirada.
Mientras el chico con el pelo corto corto sonríe serenamente, Ricky Shen simplemente levanta la vista e inclina la cabeza hacia un lado, la más escueta sonrisa toca la comisura de sus labios. "Te dije que vendría, Gyuvin," es todo lo que dice.
"¡Excelente!" Gyuvin(?) exclama, levantando la botella de vino medio vacía en celebración. "¡No creí que lo harías!"
Matthew se aclara la garganta, muy consciente de que ninguno de ellos sabía su nombre a pesar de él ahora sabía los suyos. ¿Debía presentarse?