Capítulo 8: Rescatadores

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Sergio: A ver, hay que hacer un plan.

Inma: Sabemos que los secuestraron Austin y Brittany, así que tenemos que ir a por ellos.

Marta: Claro, pero cómo? Ni modo que iremos así como así, nos atraparán y nos dormirán junto con Narradora y Protector.

Inma: Lo sé, hay que pensar en la forma de infiltrarnos.

Marta: ¿En dónde? ¿En su casa?

Inma: ¿Dónde más?

Marta: No lo sé, sería algo demasiado obvio que estuvieran ahí.

Inma: Y tal vez sabrían que pensamos que es obvio y no los buscaríamos ahí.

Sergio: ¡Lo tengo! ¡Tengo un plan!

Inma: ¿Sí? ¿Cuál es?

Sergio: Escuchen bien, pues. Usaremos trucos de magia para distraerlos y entramos a la casa a buscar a los chicos, los sacamos rápido y nos piramos. Eso sería básicamente.

Marta: ¿Y si nos los encontramos?

Sergio: Qué bueno que preguntaste, Marta. Como puede que los trucos no los distraigan tanto tiempo, yo me quedaré afuera dándoles tiempo a ustedes dos.

Inma: ¿Y si te atrapan?

Sergio: No lo harán, descuida, soy escurridizo. Tengo práctica por vivir corriendo de los matones, recuerdas?

Inma: Sí, es cierto... Pero aún así, si vas a hacer eso, será mejor que tengas cuidado.

Sergio: *le acaricia la cabeza a Inma* Lo tendré, te lo prometo.

Marta: Lamento interrumpir su momento... eh... romántico, supongo, pero tenemos a dos chicos que van a ir a conocer a Hernán Cortés si no hacemos algo.

Sergio: Cierto, entonces, entendieron el plan, chicas?

Inma y Marta: Sí.

Sergio: Pues vamos, no hay tiempo que perder. Los chicos nos esperan.


--Mientras tanto con Narradora y Protector--


Austin: Listo, amordazados y atados, no hay forma de que sobrevivan. Lo siento, parece que sus amigos no llegarán a tiempo, solo les quedan cinco minutos.

Brittany: Saluden a los peces de parte nuestra, quieren?

--Austin, usando magia, había hecho una especie de cuerda que luego de cinco minutos, dejaría caer a ambos al mar sin forma de que se salvasen. Por más que ambos trataban de forcejear para liberarse, todos sus esfuerzos fueron en vano, parece que estaban condenados. Los dos hermanos, una vez terminado su trabajo ahí, volvieron a su casa--

Protector: *se logra quitar la mordaza* ¡Ja! Ni amordazar bien pueden.

Narradora: *también se la quita* Sí, pero igual vamos a morir, tonto. ¡Auxilio!

Protector: No hay nadie, no hay ni un alma por aquí cerca, tendremos que encontrar la forma de zafarnos de esta por nuestra cuenta.

Narradora: Espero que los chicos estén bien...


--Con los demás, un par de minutos después ya estaban cerca de la casa de los hermanos--


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