Despertar (Irys)

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No estoy del todo segura como sucedió, tengo el cerebro demasiado adormecido para recordar, pero sé que tenía... Algo con J... Aghh! Ese estúpido sonido no me deja escuchar nada ¿Que dice? La voz suave, demasiado aterciopelada para no sentirse seducido repite
"Soy una beta plus, me gusta ser un beta, los alfa son terrorificamente inteligentes, trabajan demasiado, los épsilon... No me gustan los épsilon, el color caqui es un horrible color"
De pronto me siento en un trance, como si mi mente se sumergiera en plumas suaves, sentir el abrazo de una total liberación de cargas, responsabilidad... ¿Respon..?
-¡Jimmy! - exclamo brincando de la camilla. La sensación que embotaba mi cabeza se esfuma poco a poco, me tienta, pero tengo una misión debo ser fuerte. Cada vez soy más consiente de lo que sucede, las paredes grises, las mesas con utensilios de laboratorio que no soy capaz de nombrar, los chupones en mi cabeza que me conectan a algo fuera de la habitación, supone detrás del espejo donde seguro, tras él, están esos científicos locos observándome. Miro a mi alrededor, la habitación está oscura... No, atenuada, puedo ver pero es un ambiente donde se puede dormir tranquilo, hay más personas, duermen todas, los susurros aterciopelados se escuchan al unísono en cada camilla blanca.
La boca se me ha resecado tengo tanta sed que me cuesta abrir la boca y gritarles a esos desgraciados toda la mierda que se me ha ocurrido, nadie viene, eso quiere decir que no será fácil salir, aún así estrelló una silla de metal al espejo, este a penas se raya, y se escucha movimiento al otro lado, ahora sí vendrá pienso.
La puerta que estaba camuflajeda en la pared se abre, entran dos militares uno rubio y otro de pelo rojo, detrás entra un hombre con una bata blanca muy pulcra, zapatos de charol impolutos y el cabello muy bien arreglado. Lleva una sonrisa casi cálida... Me está sonriendo a mí, sin embargo, la tensión de sus hombros y por el bulto en las bolsas de la bata seguro empuña las manos, está tenso o enojado, muy enojado.
-Hey cielo, deberías volver a dormir, descansar entre los muertos cuando tu corazón aún late no creo que sea lo más confortable del mundo.
Me dice tan tiernamente que parece mi padre, eso me enfurece más.
-No está tan mal cuando los cuerpos entre los que dormiste, fueron los que te abrazaron cuando estabas asustado entre la basura que ustedes aventaron a la ciudad para matarnos.
Mis dedos se enroscan alrededor de una especie de tubo de cristal con una espiral dentro y restos de un líquido amarillo cuyo olor resulta calmante.
-llévala afuera.
Ordena el científico al soldado de su derecha, el rubio.
Creí que me jalaría y me amarrarían, en vez de eso, el hombre no hace más que guiarme hasta la salida sin empujar, solo un ligero toque en la espalda cada vez que me veía indecisa al avanzar.
Afuera los pasillos son anchos con luces amarillas y paredes, a diferencia de como me imaginaba los blancos edificios de ciencia de un azul bebé.
Esta vez es el científico el que me guía a unos sofás de una alegre amarillo...
No dice nada, solo me observa, impasible, yo golpeteo mis piernas con los dedos, nerviosa evidentemente así que termino cediendo al silencio y me obligo a hablar, al fin de cuentas siento la necesidad de sacar todo lo que tengo guardado, derrochar cada insulto disponible en mi no muy amplio vocabulario...
-Entonces... ¿Trabajas aquí?
Ugh me daría un tiro si tuviera mi escopeta a la mano. El hombre levanta las cejas, casi frustrado, es evidente que esperaba en efecto algún insulto.
-¿Pretendes algo?
Dice, su tono es tan extraño, casi robótico.
-usted responda la pregunta, al final ustedes me trajeron...
Más silencio, sería el color tal vez, no obstante noto que me da frío.
Detesto este tipo de presión, solo me mira fijamente, quiere que suelte la sopa, pero es el primer error de un principiante, contar a qué has venido, así que debo jugar bien mis palabras, evitar que sospeche cuál es mi objetivo.
- pretendo, pretender que pretendo algo, porque cuando una tiene curiosidad anda curioseando lo curioso pero de pronto llega una camioneta que te lleva a la boca del lobo donde de repente duermes con sueño y no está caperucita roja, un caperucito Blanco te saca con preguntas pretenciosas donde debes pretender que pretendes cuando en realidad no tienes conocimiento de como conocer que aconteció con los acontecimientos anteriores.

-¿Qué?

Sus respuestas cortas, su frustración en crecimiento y yo aparentemente más loca.

- Con la bata y todo no pareces muy inteligente.
Un rubor rosado inunda sus mejillas hasta llegar a las orejas, los puños en las bolsas se tensan y la mandíbula parece marcarse más ¡Ja! Lo he hecho enfadar, aunque ahora temo por mi vida.
-Ya veo, muy bien, sabes jugar. Está bien, te estaba dando la oportunidad de decirle a tu mayor enemigo el repertorio entero de groserías que posees. Pero señoria, me temo que tendrá que volver a dormir.
-No, espera, eres...
-Owald Fairfax, en efecto, señorita Irys, lamento no saber su apellido para ser más formal, pero me temo que no he podido averiguarlo.
-Consígalo hombre, no sea igualado.
-ahhh esto no va a funcionar, Charlotte, por favor, te dije que estos trucos psicológicos no llevan a ningún lado con estás criaturitas.
Una joven asoma la cabeza solo para desdeñar su comentario a lo que Oswald reacciona con enfado.
-este no es mi día. - se queja pellizcando su puente de la nariz. -sigueme, de cerca por favor, es peligroso abrir cualquier puerta, porque si bien la primera parte de la advertencia que dice " tal vez sea la salida" suene alentadora, la otra que dice "tal vez te mate lo que hay del otro lado" es la más probable de las dos, pero solo es advertencia, no pretendo que me creas, aunque sería una terrible perdida de material para mí.

- ¿Material dijo?

Suelta un prolongado y frustrado suspiro, me pregunto que es lo que no ha ido bien en su día, usar eso para irritarlo y que no me soporte.

Caminamos entre pasillos, todos iguales, tan solo los números en las puertas hacen que sea posible ubicarse, pero al entrar en otra área todo se repite y marea, sé que aunque este hombre me dejase por aquí me perdería y no sabría como volver por donde vine, así que por estrategia me quedo cerca, no sin echar un vistazo por las ventanas, donde grandes máquinas no ruidosas echan sustancias en matraces y tubos de ensayo, en una de ellas me horrorizo por lo que veo, de una máquina están saliendo fetos humanos, está... ¡están creando humanos!

Un escalofrío me recorre la columna, tal vez el mundo de la ciencia sea demasiado complejo para esta pobre mortal, pero, sé que eso es antiético, bueno, no es sorpresa pero verlo como un echo real es simplemente aterrador. Eso de hacer humanos es simplemente monstruoso, los humanos se empiezan a creer dios y eso, no terminará bien.

-Mi conciencia me dice que debo tratar de convencerte y no someterte, así que voy a enseñarte la razón por la que digo que la gente sería más feliz si dejara su vida en otras manos más capaces.

Su tono cada vez más irritado.

Me hace pasar a través de una elegante puerta de madera con un diseño llamativo, nos recibe un balcón que da hacia la ciudad en llamas, donde se desata una batalla, hay niños y mujeres llorando tratando de esconderse, hay otras tantas personas golpeándose y matándose entre sí, es simplemente un panorama entero de la guerra.

-Ajá, esto lo hicieron ustedes con sus aires de superioridad y grandeza.

Oswald chasquea la lengua repetidas veces mientras mueve un dedo diciendo que no.

-Observa bien.

Observo, no hay soldados, no hay científicos, no hay nadie que los esté amenazando, tan solo son humanos peleándose por una botella de alcohol que está en el medio de ellos, medio vacía... No es una batalla, tan solo un altercado entre supuestos compatriotas y compañeros de guerra, son una desgracia.

-¿Y bien? - Su voz, otra vez cálida, me saca trae de vuelta al bonito balcón con flores en bellas macetas.

-Bien podría quedarme a mirar desde este bonito balcón, como se sacan los ojos el uno al otro, pero mi querida Irys, me da una lástima el ver a estas criaturas con potencial de dioses, convertirse en animales violentos que además dañan a otros como ellos... por eso, señorita, es que estoy tratando de hacer que el mundo se vuelva mejor, que sea un mundo feliz...

DesliberadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora